Conversación sobre el Seminario 4 de Jacques Lacan.
- Trabajos presentados
- 23 abr 2016
- 33 Min. de lectura

Diferentes formas de la falta.
Por CLAUDIA RONCATI
En el contexto del Seminario IV, Lacan va hacer una crítica de lo que los pos freudianos llamaban relación de objeto como una falta que se da en la intersubjetividad entre la madre y el niño.
El sujeto se relaciona con el objeto en términos de falta y de pérdida, lo cual estas modalidades relacionales se presentan según los tres registros (real, simbólico e imaginario): la privación es la falta real de un objeto simbólico, la frustración es la falta imaginaria de un objeto real y la castración es la falta simbólica de un objeto imaginario.
La “falta de objeto” es el nombre lacaniano del objeto perdido del deseo freudiano, lo cual aparece como objeto de amor y objeto de la pulsión.
Lacan aborda este problema con el análisis de tres formas clínicas del objeto: el fetiche, la fobia y el falo (histeria).
Lacan ordena la cuestión de la “falta de objeto” mediante un cuadro de doble entrada, con los tres registros en un eje y la tripartición acción, objeto y agente, en el otro.
Las formas de la falta se ubican debajo de la acción, la cual es padecida por el sujeto. El sujeto es aquí sujeto sujetado a la acción de un agente, lugar donde se ubicarán los diferentes rostros del Otro. El objeto, por su parte, se deduce a partir de la forma de la falta que se introduce en el sujeto.
Citando a Lacan en un ejemplo que el toma del Sr. Abraham, sobre lo esencial de la noción de la falta de objeto, sobre el complejo de castración en las mujeres. “Una niña de dos años toma un cigarrillo y se lo da al papá, el segundo a la mamá, que no fuma, y se mete el tercero entre las piernas.”…. “La niña con ese gesto reconoce que ese objeto simbólico le falta, pero se lo da también a quien no le falta, señalando claramente en que puede ella desearlo, a saber, para satisfacer a aquella a quien le falta”.
Lacan nos dice “ se trata del falo y de saber cómo capta el niño, de forma más o menos consciente, que a su omnipotente madre le falta fundamentalmente algo, y la cuestión es por que vía le dará ese objeto que le falta y que a el mismo le falta siempre.”
El objeto entre necesidad y demanda.
Por IVANA RUIZ
El seminario IV nos invita a pensar el motor de las primeras relaciones del sujeto con el mundo, a partir del estatuto de la falta de objeto. El objeto puede faltar de tres maneras: como agujero en lo real, como daño imaginario o como una deuda simbólica.
Lacan le dará un papel muy importante a la experiencia de la frustración como daño imaginario, ya que ésta última, nos lleva “al corazón de la falta”.
¿Qué es lo que pretende ordenar Lacan en su escrito sobre la dialéctica de la frustración? Con el término “dialéctica” presenta algo que está en conflicto y comienza a acomodarse, se combinan elementos, se estructuran, dando lugar a una nueva lógica. Lo que pretende ordenar es la construcción del objeto a partir de la falta, en este caso en el registro entre lo real y lo simbólico.
Hay que distinguir dos objetos en la relación primitiva del niño con la madre. El objeto de la necesidad y el objeto de don. El objeto de la necesidad responderá a la satisfacción de la necesidad biológica del niño. Por otro lado el don surge sobre un fondo de falta de objeto, sobre un fondo de presencia-ausencia simbolizado por la madre. Por lo tanto este objeto lleva la marca del más y el menos.
La madre se presenta como objeto de las llamadas, jugándose en el par presencia-ausencia. Cuando por sus carencias ella deja de responder a las llamadas del niño, cae del lugar que ocupa en la relación amorosa, produciéndose la frustración. En lo sucesivo lo que se demandará no es el objeto sino, el don como signo de amor de la madre.
La frustración toma su estatuto como una exigencia sin límites, sin satisfacción posible.
Podemos decir que la demanda como exigencia dirigida al otro, es una demanda de signos de amor, en tanto el amor es dar lo que no se tiene.Tanto si se satisface como si no se satisface la demanda, el objeto desaparece, erigiéndose nuevamente sobre algo nuevo. La demanda se significantiza, y el objeto adquiere una doble función, como objeto de la necesidad y como objeto simbólico.
Parafraseando a Lacan: “Si un objeto real que satisface una necesidad real ha podido convertirse en elemento del objeto simbólico, cualquier otro objeto capaz de satisfacer una necesidad real puede ocupar su lugar.”[1] Lo que toma real importancia aquí no es el objeto sino la actividad, el modo de aprehensión que deja al niño en posesión del objeto. Cuando se dialectiza y entra en la sustitución de una exigencia de amor por la satisfacción, estamos frente a una actividad erotizada.
El niño satura la insatisfacción devenida del orden simbólico, por medio de un objeto real. Pero lo que aquí aparece como la satisfacción en esta etapa no es el goce del objeto real sino la satisfacción del amor.
Parafraseando a Miller, en su curso psicoanalíticoDonc, podemos decir que: “A falta de amor nos arrojamos sobre el goce.”[2] Nos encontramos en la clínica con síntomas de estas características, que apuntan a la saturación de la falta, como ocasionalmente se observa en la bulimia, la obesidad, el alcoholismo. Síntomas que responden a la frustración de la satisfacción simbólica.
“El goce del objeto real aparece como sustituto del amor y la falta de amor se compensa mediante una satisfacción real que siempre es un premio consuelo, una transacción.”[3]
[1] - J. Lacan. El seminario IV. La relación de objeto. Ed. Paidós.
[2] - J. Alain Miller. Los cursos psicoanalíticos de Jackes Alain Miller. Donc: la lógica de la cura. Ed Paidós.
[3] - J. Alain Miller. Los cursos psicoanalíticos de Jackes Alain Miller. Donc: la lógica de la cura. Ed Paidós.
“Sobre la Carencia Paterna y la intervención de la Ley Jurídica”.
Por CAROLINA C. VAZQUEZ.
En el transcurso del año pasado, en la lectura y trabajo del seminario IV de Jacques Lacan, ubico alrededor del significante Nombre-del-Padre un término que me generó gran curiosidad: Carencia Paterna. Lo que me sedujo de ésta, para investigar algo más, es su alusión a una falta: carencia, un significante difícil de abordar, por momentos confuso y engañoso. Entonces leí en el sema. IV respecto a qué es hacer verdaderamente Psicoanálisis: “no saber muy bien hacia dónde ir, lo cual permite encontrar cosas”, con todo esto me aventuré.
El Psicoanálisis se ha preguntado desde siempre ¿qué es un padre?, más precisamente, los practicantes del Psicoanálisis en el trabajo clínico, quienes nos hemos encontrado con casos en donde se nos presenta un desconcierto y la dificultad en ubicar dónde está el padre o qué operó bajo esa función, es decir, aquel cuarto elemento, en el vínculo madre-niño-falo, habilitante de la significación fálica, fundante del orden simbólico. Lacan lo ponía de manifiesto en el sem. IV “el padre no es tan simple... profundamente problemático”.
Freud nos habló del padre del Edipo, un padre terrible y temible que debe encarnar esa función para ejercer un corte, una separación en el vínculo incestuoso madre-niño. También Lacan arroja luces sobre este tema cuando introduce la triple dimensión del Padre: padre simbólico, imaginario y real. El Padre instaurado como Nombre para el niño, por la madre, ya que es ésta la que instaura un lugar en posición tercera entre ella y el hijo. “El significante enigmático del deseo de la madre es sustituido por el significante del Nombre-del-Padre: se engendra así para el hijo un significado: el significado del falo”. [1]El Padre como imagen, se trata de una construcción, un compuesto de todos los constructos imaginarios que el sujeto erige en torno a la figura del padre (una imagen paterna que inviste poder, digna de ser admirada); y que a menudo tiene poca relación con el padre tal como es en la realidad. “El fin buscado es que un padre haga de contrapeso al deseo de la madre”.[2] Por último, el padre real, que según Philippe Julien es el hombre de una mujer. No se trata del padre de la realidad empírica, ni del genitor. La única garantía real de la función paterna es que un hombre haga de una mujer la causa de su deseo. De esta manera introduce para el niño una castración, un decir no: tú no eres el falo de tu madre, no eres lo que a ella le falta.
Entonces, el padre debe estar ahí, en la situación, para marcar la diferencia; que él es quién posee a la madre, que él tiene lo que ésta desea. “En la medida en que esto ocurre, que el padre, tal como existe, cumple su función imaginaria en lo que tiene de empíricamente intolerable, incluso indignante cuando se deja sentir su incidencia castradora, sólo en esta perspectiva, se vive el complejo de castración”.[3]
Pero... ¿qué ocurre cuando este no juega el juego?, ¿cuándo no hay un padre que este a la altura de las circunstancias, como única causa de la privación de la madre y del hijo?, ¿cuando un hijo no encuentra con qué metaforizar sus relaciones con su madre, y debe hallar algo por algún lado? En estos casos, tratándose de la neurosis, hablamos de Carencia Paterna.
Según Jacques Alain Miller, el término Carencia, viene del latín carere, un verbo que quiere decir faltar. Aquí Lacan no habla de entorno en la realidad, no habla de la ausencia de tal o cual personaje en la realidad, sino que habla del entorno simbólico, carencia simbólica. Se trata de la insuficiencia del padre real, del padre de la realidad, respecto del símbolo, de la función simbólica del padre.
“Colocar esta carencia en el nivel simbólico es hablar de un padre real que no logra transmitir la operatoria del significante del Nombre del Padre”.[4] Sin embargo, este “padre insuficiente” no indica una forclusión del significante Nombre del Padre sino que hace alusión a que la Metáfora Paterna se encuentra desviada, por tal motivo, la transmisión de este significante se efectúa por otra vía, una vía alternativa.
Es importante tener en cuenta que con posterioridad al seminario IV Lacan abandona e incluso critica el término carencia ya que puede permitir pensar que una falta en la realidad del entorno -la ausencia del padre, de la madre, o de tal elemento de la constelación familiar- podría tener ipso facto consecuencias patógenas. Aunque en los años 56-57 dejaba en claro que este término no aludía a una ausencia en la realidad, sino en el entorno simbólico. De esta manera, es posible vislumbrar lo que al comienzo del escrito nombro como el carácter engañoso y a veces confuso del término.
Para finalizar, me interesa tomar como referencia el discurso jurídico, en especial, casos en los que, desde el discurso Psicoanalítico, se pueden leer “signos de la disfunción del entorno simbólico”, que parecen consonantes con los tiempos que corren. En esta época de declive de los ideales, decadencia del poder del padre, y autoridad materna, es curioso el incremento de casos en los que toman intervención las autoridades jurídicas, a las que se acude desde las familias para tomar todo tipo de determinaciones sobre la vida privada. ¿Qué es que un padre apele a la intervención jurídica para solicitar un régimen de visitas a su hijo?, o ¿que un hijo tenga que impulsar un juicio de filiación porque su padre se niega a otorgarle el apellido?, ¿se puede hablar de Carencia Paterna, en estos casos?
Que un juez dictamine un régimen de visitas a un padre, que lo autorice a formar parte de la vida de su hijo; parece que en ocasiones es la única vía que encuentran ciertos padres de manejarse con algunas madres, las insaciables. Se trata de convocar a una ley externa que actúe, ponga un obstáculo a una madre fálica, regule su deseo impetuoso y cautivante sobre su hijo.
En el otro caso, hijos que reclaman el apellido paterno y que luchan incansablemente contra la negativa paterna, ¿qué los moviliza?, ¿acaso la búsqueda de un don fálico?, donde quizás se apele a la intervención de la ley jurídica como intercesora, una vía para exigirle a un padre que cumpla su función, un garante que posibilite el encuentro con un padre, la entrada al linaje paterno.
De este modo me pregunto, ¿se puede pensar en algunos casos la intervención jurídica como una vía posible, a través de la cuál un hijo puede contar con el significante Nombre-del-Padre, significante que no pudo ser transmitido mediante un padre real y que se efectúa por otros medios?, ¿una posibilidad que se le presenta a un hijo de no quedar a merced de los caprichos maternos, o de contar con una filiación paterna? Es interesante el papel fundamental que pueden aportar en la vida de un niño estas “otras vías alternativas” cuando hay un padre carente; ¿qué hubiera sido de Juanito sin su fobia?
[1] - “El manto de Noé, Ensayo sobre la paternidad”. Philippe Julien. Alianza Estudio.
[2] - Ibídem
[3] - Seminario IV “La relación de objeto”, Jacques Lacan. Paidos. Año 2013.
[4] - “La madre: entre el deseo y el goce”. Edit. Tendlarz. LITER-a-TULIA. Año 2009.
¿Por qué curar una fobia?
Por FERNANDO ZURANO
Las vías del psicoanálisis y los caminos de la modernidad.
Herbert Graf es Juanito, un niño en el que se observa la aparición, instalación y desaparición de una fobia en un periodo acotado que va desde enero hasta mayo de 1908. Al final la fobia desaparece y el pequeño parece encontrar cierto equilibrio, vivir sin demasiados tormentos, lo que justifica decir que hay en este caso una neta resolución curativa.
Juanito enferma por una carencia del padre real, del padre de la realidad, respecto de su función simbólica y es en el intento de restablecer esta insuficiencia que la fobia viene a darle lugar a, lo que en el fondo se demanda, que es la castración como operación inicial del Complejo de Edipo y la consecuente sustitución del Deseo de la Madre por el Nombre del Padre.
Juanito en más de una ocasión llama a su fobia, “la tontería” pero la neurosis no es nada tonta, es preferible un miedo bien localizado, con todo lo que ello implica, a una angustia que no se la puede especificar. Angustia ante la falta, ante la castración dirá Freud, y Lacan angustia a que la falta venga a faltar y que ahí donde tendría que haber un vacío, el mismo esté colmado.
La fobia no es el problema, es una tentativa de solución que no es aceptable, porque incapacita a Juanito, le impide pasear, lo confina a la familia. Es una solución que en él va a acompañado de muchos sufrimientos.
Entonces, por qué curar una fobia, cuando es una salidaante la carencia simbólica del padre. Pregunta capciosa si las hay, por estar inmersos en una sociedad capitalista que no va por la vía de la verdad del sujeto, sino obtener algún beneficio del mismo, ya que es en términos de bienestar como se justifican las distintas formas de lucrar; una época en donde todo se puede, no hay restricciones, todo es tratable, no se permite estar aburrido, angustiarse, todo se ve, todo se muestra. A tal punto, que la gran mayoría de nosotros se encuentra como una marioneta expuesta a una multiplicidad de objetos de goce de satisfacción múltiples e ilusorios.
Tanto Freud como Lacan se ocuparon en reiteradas oportunidades de mostrar que la cura psicoanalítica es otra cosa "no es una terapéutica como las demás" y que además presenta especificidades que la distinguen de las psicoterapias y de la curación médica. Principios que además Eric Laurent resume y explicita muy claramente en “Principios rectores del acto analítico”.
La cura psicoanalítica no es curación porque hay un incurable. Neurosis, psicosis y perversión son soluciones al encuentro traumático con lo real de la castración y del goce. No se trata de recuperar un bienestar perdido porque eso no es más que un mito. No hay adaptación, no hay armonía natural, todo arreglo con el goce es sintomático. Freud mostró en "El malestar de la cultura" que el malestar es estructural y la felicidad permanente es imposible.
Quizás lo terapéutico pasa para el psicoanálisis por hacer posible una reducción del sufrimiento sabiendo de lo imposible de su eliminación. Esto no impide que sea un respiro, un alivio y que es mejor que no hacer nada. Juanito ha encontrado alguien con quien hablar, ha encontrado a alguien con quien poder articular algo de su sufrimiento y eso es muy valioso para un sujeto.
Mejorar la posición del sujeto no es lo mismo que curarla. Y responder por la curación, es en este sentido, responder por la vía del capitalismo. La cura se produce y seguirá siendo por añadidura, dirá Lacan.
Acerca de una relación dialéctica entre madre e hijo.
Por PATRICIA GABALDA..
Propongo un recorrido por la relación madre e hijo que Lacan desarrolla en su Seminario IV. Veremos esta relación en su inicio, su desarrollo, las decepciones y discordancias que se juegan allí; teniendo en cuenta las tres categorías de la falta de objeto, es decir frustración, privación y castración.
Siguiendo a Lacan, encontramos en el centro de las relaciones primitivas del niño, a la frustración, como daño imaginario de un objeto real, el seno materno, siendo el agente la madre simbólica, como primer elemento de la realidad simbolizada por el niño, en tanto puede estar presente o ausente en función de la llamada. El pequeño llama a la madre, si ella no responde, se convierte en real, es omnipotente, él dependerá de ella para acceder a los objetos de satisfacción, que por intervención de la madre se convierten en simbólicos, en objetos de don.
Ante esta decepción del juego simbólico, el niño intenta adormecer su frustración y con la satisfacción del seno aplastar a la insatisfacción de la relación con la madre.
Así la frustración se refiere a algo de lo que uno se ve privado por quien podría esperar eso que se pide, siendo que el sujeto reivindica y sus exigencias son desenfrenadas y sin ley.
En la relación madre-hijo Lacan introduce al falo como tercer elemento, se conforma la tríada imaginaria: Madre-Niño-Falo. Así se rompe la armonía de la relación madre-hijo porque la madre nunca está a solas con el hijo: entre uno y otro está el falo. Como para la madre, el niño está lejos de ser sólo el niño, se constituye una discordancia imaginaria.
Así para la madre junto al hijo está la exigencia de falo y el niño cobra un valor fálico al identificarse con el objeto de deseo materno. A través de la ecuación freudiana falo-hijo la madre podrá encontrar en el niño una satisfacción en la medida en que él encuentra algo que satura su necesidad de falo. Así entran en una relación dialéctica, donde el niño espera y recibe algo de la madre "cree que es amado por sí mismo" y la madre se satisface. Pero esta relación no es armónica, el niño puede terminar siendo devorado, podrá salir en la medida en que a la madre le falta el falo, porque le falta, desea y se satisface si algo se lo proporciona.
Cuando el niño capta que no es el objeto único de la madre, sino que también le interesa el falo, se produce una decepción fundamental donde reconocerá que la madre está privada. Siendo una privación de un objeto simbólico, es decir una ausencia de algo en lo real es simbólica porque un objeto falta en su lugar dado que por ley se define que debería estar allí.
El falo es fundamental como significante en el imaginario de la madre que se trata de alcanzar, porque el niño se apoya en la omnipotencia materna, se trata de ver dónde está y donde no, siendo que nunca está verdaderamente donde está y nunca del todo ausente de donde no está. Así el niño se introduce en la dialéctica intersubjetiva del señuelo, para satisfacer el deseo de la madre, deseo que es insaciable, entonces hay que engañarla, le muestra algo que él no es, este engaño cae porque él no alcanza a dar lo que hay que dar, esta insuficiencia le produce el mismo cortocircuito con el que se satisface la frustración que lo llevaba a apoderarse del seno.
Vía el Complejo de Edipo, se introduce la función del padre, transformando el triángulo edípico freudiano en un esquema de cuatro lugares. El padre como cuarto término acoge a los otros y los vincula en la relación simbólica, posibilitando trascender a la relación de frustración, al introducir esta falta en una dialéctica que le confiere la dimensión del pacto, de la ley de prohibición del incesto.
En una situación edípica normal, por medio de la rivalidad del niño con su padre, se establece algo que hace que reciba la potencia fálica, es decir recibe simbólicamente el falo que necesita, pero para necesitarlo previamente tuvo que experimentar la amenaza de castración.
A través de la identificación viril se funda en lo simbólico una especie de pacto de derecho al falo, el niño deja de ser el falo para pasar a tenerlo, asume el falo como significante e instrumento del orden simbólico de los intercambios; lo asume como algo que le pertenece y puede ejercitar legítimamente, convirtiéndose en portador del objeto de deseo para el sucesor de la madre, o sea la mujer.
Ante la falta de esta relación simbólica, la imaginaria se convierte en regla y medida, afectando a la relación madre-hijo respecto al falo. Por ejemplo en el travestismo, el sujeto se envuelve con vestidos que esconden lo que se tiene y lo que no se tiene, identificado con la madre fálica. En el fetichismo el sujeto se identifica con un objeto inanimado que simboliza al falo como ausente, el falo simbólico.
Como vemos el desarrollo de la relación madre e hijo con la incorporación del padre, es fundamental para la posición sexuada del niño, siendo básicamente las siguientes condiciones:
* Que la madre haga del hijo el símbolo de su falta de objeto.
* Que el hijo colme más o menos a la madre, con una satisfacción que deberá caer.
* Que el padre ejerza su función como instancia castradora y privando al niño y a la madre hacer caer la omnipotencia materna.
Hay que detectar cuál es la función del hijo para la madre respecto al falo, porque no es lo mismo si él es la metáfora de su amor por el padre, que si es la metonimia de su deseo de falo, como en el caso de Juanito.
Bibliografía:
Lacan, Jacques: "La relación de objeto". Seminario IV. Año 1956/57. Editorial Paidós. Buenos Aires.
Tendlarz, Silvia: "Lo que una madre trasmite como mujer". Varité. Abril 2011.
¿Qué ves cuando me ves?
Por MARIEL GIOVANARDI.
En 1993 aparece “La era de la boludez”, tercer álbum de “Divididos”, una de las mejores bandas del rock argentino. Boludez es tontería, estupidez, necedad, torpeza, imbecilidad. Aún hoy seguimos escuchando el estribillo del quinto tema del álbum en la voz de Ricardo Mollo -“¿Qué ves?¿Qué ves cuándo me ves? cuando la mentira es la verdad” -.
¿Qué ves cuándo me ves? Podría ser una pregunta de Juanito cuando es llevado a todas partes por la madre cual apéndice indispensable, desde el baño hasta la cama mientras el padre que es un buen tipo, amable y amoroso observa y juega su propio juego. ¿Cuál es el lugar que toma Juanito para su madre? ¿Metáfora de su amor por el padre o metonimia de su deseo del falo? ¿Cuáles son las consecuencias en cada uno de esos lugares?
El pequeño niño se encuentra jugando el juego del señuelo y está muy bien allí en el juego de las prendas. Fantasea con el falo, no habla de otra cosa, le pregunta a su madre si ella lo tiene, le hace decir que si, necesita que lo tenga, pregunta también al padre, luego pregunta sobre los animales. Queda ofreciéndose a su madre como objeto imaginario del falo para satisfacerla, único depositario del objeto del deseo le asegura que puede colmarla no sólo como niño sino también en cuanto al deseo hasta que ese lugar se transforma en una trampa y la relación se hace insoportable.
De pronto su pene comienza a menearse y aparece la angustia. Con la entrada del pene real en este paraíso, que hasta entonces habitada felizmente, el niño cae en su propia trampa, queda metido en el punto de encuentro entre la pulsión real y el juego imaginario del señuelo. El falo, elemento imaginario de juego para el niño, toma un valor simbólico y lo introduce de golpe en el sistema significante.
Estos tres elementos: la madre, el niño y el falo, no son suficientes para el funcionamiento del sistema simbólico, para poder franquear el Edipo es necesario que intervenga un cuarto término, el padre; un padre real que juegue de verdad el juego. En éste punto Juanito, más allá de su señalamiento –Tienes que enfadarte, has de estar celoso- es dejado en banda y tendrá que ver cómo arreglárselas para soportar su pene real porque no está amenazado.
Aparece la boludez, la tontería, la fobia al lugar donde debería estar el padre simbólico para permitirle que se efectúen todas las transformaciones necesarias. A partir de la fobia el mundo se le aparece puntuado, dirá Lacan, por una serie de puntos de alarma que lo reestructuran.
El privilegio del caso Juanito es en tanto nos permite ver como se produce la transición que hace pasar al niño de la dialéctica imaginaria del juego intersubjetivo con la madre alrededor al falo, al juego de la castración en la relación con el padre. Proceso que se da a través de los mitos forjados por Juanito.
¿Qué ves en la jirafa pequeña, en la jirafa arrugada, en el fontanero, en la mancha negra en la boca del caballo, en la bañera, en los calzones de la madre…?
En la clase XVII del seminario Lacan plantea una regla de oro “…los elementos significantes deben definirse de entrada por su articulación con otros elementos significantes” por lo tanto el significante adquiere su valor en tanto transforma situaciones, las recrea. Poco más adelante va a decir que es muy importante dilucidar la relación que hay entre la palabrería de éste niño y la fobia.
Desde la perspectiva de la lógica de la cura podríamos resumir la cura de Juanito como un pasaje del falo imaginario al falo simbólico motorizado por la emergencia del falo como real, ya sea por la vía del nacimiento de la hermana como por su goce fálico, ambos elementos desestabilizadores.
Es un caso en donde la lógica de la cura y la elaboración de la metáfora paterna se confunden, en donde el síntoma fóbico toma el papel del Nombre-del-Padre.
Puntualizaciones sobre el concepto de frustración y su relación con el amor
Por ROCÍO LUZ VERNETTI
“Si la armonía no fuese un asunto problemático no habría análisis en absoluto”.
“J.L Seminario IV, La relación de objeto”
El espíritu del Seminario IV consiste en demostrar que en el ejercicio concreto de la teoría analítica no podemos prescindir de una noción de la falta de objeto con carácter central”. Falta de objeto, podemos decir, es el nombre lacaniano del objeto perdido en Freud. De allí parte, para introducirnos en el concepto de Frustración, concepto que en el texto de este seminario tendrá reservado un lugar especialmente significativo.
La elaboración teórica de Lacan ubica a la frustración como una de las formas en que la falta de objeto se manifiesta. En este sentido, dirá que la frustración, es vivida como un daño imaginario, una lesión o perjuicio, que concierne a algo que se desea y no se tiene, se desea incluso sin referencia alguna a la posibilidad de satisfacción”.
Para explicar esto, Lacan se remite a la primera edad de la vida, donde lo que prevalece es la relación primordial del niño y su madre. Momento decisivo, en el que se producirán las marcas fundamentales, necesarias para la constitución subjetiva y para el establecimiento de un orden simbolizado de lo real.
En esta relación, la madre jugará un rol de vital importancia, encarnando en el origen la función del agente. La madre se introduce como primer elemento de simbolización para el niño, mediante los primeros juegos de alternancia presencia-ausencia, pero se convertirá en un ser real, omnipotente, cuando frente al llamado del niño, responda a su arbitrio. Para esto, es esencial ubicar, en tanto se constituye en una referencia clínica, el penisneid, concepto freudiano que indica que entre las faltas esenciales de la mujer, está incluido el falo. Si la mujer encuentra en el niño una satisfacción, es en la medida en que halla en él algo que la calma, algo que satura más o menos bien su necesidad de falo. Será determinante, que el niño no sature su apetito imaginario del falo. Lo que hará, que junto a las carencias y decepciones vividas por el niño, algo haga mella en su potencia.
La importancia de esta experiencia para el sujeto, se debe al hecho de que la frustración constituye, el terreno preparatorio para el Complejo de Edipo y sus vicisitudes, pudiendo desembocar en una resolución típica o heterotipica.
¿Qué podemos decir del amor, respecto de esta experiencia?
Lo que Lacan muestra con su elaboración teórica, es que en la demanda del niño hacia la madre, hay una demanda distinta de la necesidad. Los objetos, que antes de la intervención del agente, eran pura y simplemente objetos de satisfacción se convierten, por intervención de esa potencia, que es la madre, en objetos de don. Lacan dirá que “el don cuando surge siempre hace desvanecer el objeto en tanto objeto”. Entonces, aquello que proviene de la madre, no valdrá ya por lo que es, sino como don, como signo de su amor. Lo que constituye un signo de amor, dice Miller es “lo que sea, siempre que signifique tú me faltas”.
Para Lacan de lo que se trata en la frustración es de una negación del don. “La frustración se refiere a algo de lo que uno se ve privado por alguien de quien precisamente podría esperarse aquello que se pide. Lo que está en juego, de este modo, es menos el objeto, que el amor de quien puede hacer ese don”.
Podemos decir que de esta experiencia se desprenderá, toda la problemática del amor, en adelante, tanto en lo que refiere a las relaciones de padres e hijos, como lo que se juega en las relaciones amorosas de hombres y mujeres.
Miller dirá que en el corazón de esta dialéctica se produce por primera vez la función de amor, que traduce el desplazamiento del objeto real a lo simbólico. Siendo lo simbólico propio del amor.
Esbozos de lo que será anos más tarde para el psicoanálisis lacaniano, la definición más precisa del amor, “dar lo que no se tiene a alguien que no lo es”.
Referencias Bibliografica:
Seminario IV La Relación de Objeto – J. Lacan
Seminario Donc, La lógica de la cura - J. A. Miller
La madre, de lo simbólico a lo real
Por MARIANGEL MAIDANA.
En este escrito, Apuntaré a desplegar a que hace referencia Lacan cuando introduce en “El Seminario 4, La relación de objeto”, el concepto de Omnipotencia Materna; partiendo de la frustración, como centro de la relación madre – hijo; y teniendo en cuenta la afirmación de que esta no es una relación armónica.
En el Seminario 4, a partir de la diferenciación entre Castración, frustración y privación, Lacan ubica a la frustración como el verdadero centro de la relación madre-hijo.
Respecto de la frustración,explica que, en la teoría analítica, es remitida a la primera edad de la vida y está vinculada con la investigación de traumas, fijaciones, impresiones reales vividas por el sujeto, provenientes de las experiencias preedípicas; pero que constituyen también, el terreno preparatorio del complejo de Edipo.
En el Seminario, ubica a la frustración como un daño imaginario, que concierne a algo que se desea y no se tiene, pero se desea sin referencia alguna a la posibilidad de satisfacción. Tomando como referencia el concepto de Freud sobre “frustración” en su acepción en alemán “versagung”,Lacan toma la traducción de “ruptura de promesa, renuncia”.
Enla frustración nos encontramos con un sujeto en una posición de deseo con respecto al seno como objeto real; por otro lado, el agente es la madre simbólica. Ahora bien, es recién a partir de esos primeros juegos, en los que se instaura el par presencia – ausencia, lo que conlleva a la primera constitución del agente de la frustración.
De esta manera el niño se sitúa entre un agente, que participa ya del orden de la simbolicidad, y el par de opuestos presencia-ausencia, que brinda el primer elemento de un orden simbólico.
Para Lacan el momento decisivo en el cual la relación madre-hijo se abre a elementos que introducirán una dialéctica, es cuando la madre, no responde o responde a su arbitrio; entonces se convierte en real, en una potencia; es decir que la madre se convierte en omnipotente porque es ella la que decide dar no dar; decide responder o no al llamada del niño; así el objeto pierde su materialidad, y la respuesta de la madre se vuelve un signo de amor. Esto es el esbozo de la estructuración de toda la realidad en lo sucesivo.
A partir de entonces los objetos se convierten por intervención de esa potencia en objetos de don; ya no son tantos objetos de satisfacción, sino la marca del valor de esa potencia que puede no responder y que es la potencia de la madre.La madre se ha convertido en real y el objeto en simbólico. Podríamos decir que el objeto deja de ser objeto de la necesidad.Lacan distingue así la frustración de goce (ligado al seno materno, objeto real), de la de amor (cuyo objeto es la presencia materna).
En este seminario, el autor introduce la idea de que la relación madre-niño no es armónica, y afirma que entre uno y otro siempre está el falo.Teniendo en cuenta que el niño, no es sólo el niño sino también el falo, para la madre; estoproduce una discordancia imaginaria.
Como dice Lacan, lo más decisivo para el sujeto, es cuando se percibe la noción de que a la madre le falta ese falo, que ella misma es deseante, no sólo de algo distinto de él, sino simplemente deseante, es decir, que algo hace mella en su potencia; la sustitución del niño-falo no colma la falta, sino que subsiste un resto de insatisfacción.
Silvia Elena Tendlarz, en el texto “Lo que una madre transmite como mujer”, expresa,“la posición de una mujer respecto a la falta determina su modo de amar y su transmisión de la castración. Así, la "coyuntura dramática" en la que se incluye la maternidad en cada mujer, las particularidades de su historia, intervienen en su transmisión de la falta y en su incidencia en la subjetividad del niño.”
Podemos concluir diciendo que la madre atravesada por la falta, no tiene como función primaria el cuidado o la atención del niño sino su devoración; en tanto,la versión que Lacan propone en el seminario respecto de la madre, es la de insaciable, amenazadora en su omnipotencia sin ley;esto insaciable de la madre remite a su posición como mujer.
BIBLIOGRAFÍA:
“Lo que una madre transmite como mujer”,Silvia Elena Tendlarz.
“ El Seminario 4, La relación de objeto”, Jacques Lacan.
¿Porqué un periodista leería a Lacan?
Por SILVINA BULJUBASICH
El psicoanálisis es; diría; indispensable en la sociedad actual, porque le plantea al Sujeto la responsabilidad sobre su propia vida y por ende sobre sus actos.
Una de las principales herramientas para pensar el mundo y sus significaciones es la lectura de Jacques Lacan. Pero porqué alguien que se ocupa de la realidad diaria tendría que enredarse en la teoría psicoanalítica.
Para empezar no hay realidad diaria que no pueda ser analizada en un contexto, es indispensable que así sea.
En segundo lugar existe una especie de homogeneización del pensamiento. Aunque exista una rivalidad aparente, esta se da, habitualmente, entre dos posturas, que por lo general son extremas. Sin embargo el acto de pensar encierra una actitud mucho más comprometida como promisoria.
No todo es universalizable, ocurren desbordes de un real que no se deja atrapar y es allí donde el psicoanálisis hace su aporte y el comunicador debe hacer foco.
El periodista y escritor Martín Caparrós publicó en el diario El País de España en Diciembre del año pasado una nota titulada Contra el público, cuenta allí la historia de Gareth Jones quién desde el avión oficial Nazi en Febrero de 1933 escribió “Si este avión cayera la historia del mundo cambiaría. Porque a unos pocos metros de aquí está sentado Adolf Hitler, canciller de Alemania y líder del despertar nacionalista más volcánico que el mundo haya conocido” “¿Cómo consiguió este hombre de aspecto tan ordinario que 14 millones de personas lo tomaran por un dios?”
El mundo rico lo miraba con cierta simpatía porque Hitler ayudaría a combatir el comunismo, Gareth Jones advertía que el nazismo era “una masa de dinamita humana”
En Marzo viajó en tren a Ucrania para hablar de lo que todos callaban; el gobierno de Stalin estaba hambreando la región, sus habitantes morían como moscas.
El 29 de marzo publicó en varios periódicos: “He caminado a través de pueblos y granjas colectivas. Por todos lados oí el mismo grito: “No hay pan, nos estamos muriendo” Jones explicó que los comunistas lo negaban y decían que si faltaban alimentos era por culpa de los campesinos.
Sus reportes publicados en el Manchester Guardian y en New York Evening Post, no consiguieron la intervención de Occidente.Hubo desmentidas.
Los intelectuales más influyentes apoyaban la Revolución rusa, y no querían saber. El jefe de redacción de la oficina rusa del New York Times, Walter Duranty-premio Pulitzer 1931- escribió que la historia era falsa, y muchos otros lo sostuvieron. A pesar de que Jones citó fuentes, contó e insistió Duranty sostuvo que: “cualquier noticia de hambruna en Rusia es una exageración o propaganda malintencionada” Para entonces unos ocho millones de ucranianos habían muerto de hambre. (La historia de Jones continúa, en una nota al pie copio el link de la misma para quien esté interesado en leerla)
El punto en común entre psicoanálisis y periodismo, al menos uno de ellos, sería el de nombrar o escribir lo que se resiste a ser visibilizado.
La lectura de Freud y de Lacan resulta para quién escribe, una herramienta muy útil para pensar la sociedad actual. Discernir y disentir con una frase muy corriente en estos tiempos “es lo que la gente quiere”. En este sentido es que toma relevancia esta idea de escribir contra el público.
En el apartado número V del Seminario 4 de Jacques Lacan “Del análisis como Bundling, y sus consecuencias·, rescato una pregunta central sobre el rol del analista y me permito trasladarla al del comunicador ¿qué clase de periodista quiero ser?
Claramente, quiero ser ese que puede, sobre un hecho puntual plantear las preguntas que nadie quiere hacerse. Acercar algo de conocimiento a los ciudadanos. Por tales motivos, conocer al sujeto, indagar sobre el superyó de la época resulta imprescindible.
El espacio de lectura de los seminarios emerge como una oportunidad de escuchar al otro y de expresarse dentro de un contexto de aprendizaje constante.
Nota MartínCaparrós: http://elpais.com/elpais/2015/12/11/eps/1449856858_493425.html
Una topologia del deseo
Por BEATRIZ NANNINI
Pero en realidad quiero comenzar interrogando el titulo.
Una topologia del deseo?
Esta pregunta me surgió cuando leí en el capitulo XV del seminario IV “imaginar una topologia fuera de los itinerarios ya conocidos”.
Me dije: Lacan hablando de topologia en el 4?
Y surgio esta idea de relacionar la topologia y el deseo, puede parecer una relacion forzada, veremos es lo que me dije y empecé a escribir, varias veces y borrar varias veces.
Lo que sabía, el deseo es un concepto que trabajara a lo largo de los tres seminarios IV,V y VI, es un concepto central de este epoca de su enseñanza y el deseo pasará de ser imaginario a tomar un estatuto simbolico.
La pregunta dos que surgio fue: que elementos permiten pensar en Lacan del 56 su acercamiento a la topologia?.
Conceptualmente lo real, en este seminario, no se distingue demasiado de la realidad.
En el seminario previo, Las psicosis, contamos con un desarrollo que da cuenta de la forclusión de un ste primordial que retorna en lo real.
El seminario 4 pone el acento en la función de la falta, y sus modos privación, castración y frustración.
Lacan plantea un matema, la metáfora paterna para explicar el Edipo freudiano, y muestra que el neurótico se vale del mito, para armar una ficción edípica.
En el mito, lo importante es el asesinato del padre, que lejos de permitir el acceso al goce que tanto anhelaban sus hijos, lo restringe más. Las consecuencias de esto son que la madre pasa a ser un objeto prohibido y que el goce se limita.
El padre pasa a ser un significante. El padre será el padre muerto, asesinado por el significante, que se vehiculiza a través del discurso de la madre, en tanto la madre transmita sus propias faltas.
La metáfora paterna implica, a esta altura de su enseñanza, el tratamiento del goce por el significante.
Todo el desarrollo de esta época está sustentado en el inconsciente estructurado como un lenguaje, entonces no hay mas realidad que la discursiva, y es de carácter sexual. Si el fantasma es el marco de la realidad, el objeto se caracterizará por estar extraído de la misma y el goce por estar interdicto.
Ahora bien, por qué Lacan dice “imaginar una nueva topología” si lo que reconoce en este seminario es “dos nudos enlazados”, refiriéndose a imaginario y simbólico , ¿cómo se localiza lo que no es representable? Esta queriendo decirnos algo de esto?.
Sabemos de la invención de Lacan del objeto a como lo que resiste a la operación universalizante del Nombre del Padre, es decir al sentido.
La topología posibilita el mátema del agujero. (1). Lo que merece que se distinga falta y agujero. Cuestión que excede ampliamente las líneas epistémicas trazadas en el seminario 4 pero que de alguna manera no están acaso, ya insinuadas, en esa “nueva topología”?.
Cuando Lacan pluraliza el Nombre del padre, marca definitivamente el rumbo hacia lo real.
Sólo tomaré esta referencia de Lacan de su última enseñanza que la fundamenta. En RSI planteará que un padre no tiene derecho al respeto, ni al amor si no está pere-verse-memt orientado, es decir, hace de una mujer causa de su deseo.
El lugar del padre no se reducirá a que transmita el falo sino que dé una versión del objeto a.
Para finalizar, cuando leí esto recién allí puede comprender que el titulo no daba en el blanco pero le pasaba cerca y me agradó. Esto esta en Leer un sintoma, de jaques Alan Miller y dice “cuando Lacan sustituye el aparato de interpretar que es el Edipo por otro ternario que es imaginario, simbolico y real el funcionamiento mismo de la interpretacion cambia y pasa de la escucha del sentido a la lectura del fuera de sentido” (2)por eso permitanme este atrevimiento, cambiar el titulo por “Una topología más allá del deseo” .
Una clase muy particular de hombres.
Por VERÓNICA FERNÁNDEZ
Tomaré la última parte del Seminario 4 en el cual Lacan se ocupa de lo que ocurre con este niño llamado Hans, uno de los cinco Psicoanálisis presentado por Freud y, el primero en el que se le da tratamiento al sufrimiento de un niño aquejado por una fobia. Luego de la resolución de esta, los elementos subjetivos de su vida se habrán ordenado de una manera singular.
Lo que aporta este seminario es que hay salidas del Edipo que son atípicas. Que el nombre del padre no siempre es transmitido por el padre real. Es un caso que demuestra las consecuencias que tiene la carencia paterna. Afalta de la interdicción respecto al deseo materno desaforado e inquietante es el niño quien construye esta vez una salida.
Juanito, hija de dos madres.
En el historial freudiano hacia el final de la presentación hay un “complemento del padre, una semana después”. Y en el Punto número 6 anota: El resto no solucionado es que Hans se devana los sesos para averiguar qué tiene que ver el padre con el hijo, puesto que es la madre quien lo trae al mundo. Se lo puede inferir de preguntas como: ¿No es verdad que también soy tuyo?. No tiene en claro, dice el padre, la razón por la cual me pertenece. 1
¿No queda así más que claro que, como dice Lacan “a pesar de la presencia, de la insistencia de la acción paterna, Juanito se inscribe en una especie de linaje matriarcal….de duplicación materna. A falta de un tercer personaje, que no es el padre, lo es la famosa abuela”?
La construcción de la Metáfora paterna la hará el pequeño a partir de los elementos femeninos de su historia: su madre y la madre del padre. Esto trazará las líneas de las identificaciones y del destino de su virilidad.
Una clase de hombres
Identificación con el falo materno y orientación por los ideales de la madre introducen alguna solución en la relación con el sexo. Dice Lacan: “…si en lugar de tener una madre judía y progresista hubiera tenido una madre católica y piadosa, ya ven por qué mecanismo, posiblemente Juanito se hubiera visto conducido al sacerdocio sino a la santidad.”2
En estas condiciones que tipo de masculinidad queda conformada? Si es que no hay nada de la simbolización del pene ya que este queda despreciado, apartado. Lacan es contundente: no está en juego una lección de objeto homosexual. Será heterosexual perteneciendo a una clase muy particular de hombres. “Juanito se sitúa en determinada posición pasivizada, y cualquiera que sea la legalidad heterosexual de su objeto, no podemos considerar que agote la legitimidad de su posición. Se acerca en este sentido a determinado tipo que no les parecerá ajeno a nuestra época, el de la generación de cierto estilo que conocemos, esa gente encantadora que esperan que las iniciativas vengan del otro lado – esperan, por decirlo todo, que les bajen los pantalones. En este estilo veo dibujarse el porvenir de este encantador Juanito, por muy heterosexual que parezca.”3
De allí nos conduce a una referencia directa un hermoso texto de Kojeve que revela las características de las nuevas virilidades (emparentadas a la del niño del caso freudiano) que configuran inéditas relaciones entre los sexos.
“Para decirlo rápidamente, se trata de un mundo que esnuevo porque está completa y definitivamente privado de hombres. De un mundo sin hombres, visto por una joven, es cierto. …en el mundo nuevo que nos revelala jovena quien ese mundo se le reveló, los hombres tienen una molesta tendencia ofrecerse a las miradas, para nada maravilladas de las jóvenes, completamente desnudos pero obligatoriamente musculosos o en bata.” Durante milenios los hombre “tomaban “ a las jóvenes. Luego llegó la moda, para ellas de “entregarse”. ¿Pero es culpa de las chicas si, en un mundo nuevo, sin heroísmo macho, ellas ya no pueden ser ni “dadas” ni “tomadas”, sino que deben, sea como sea, contentarse con lo que venga?. “3
Así, el mundo nuevo de Kojeve se parece un poco al nuestro: mujeres amazonas, hombres poco machos que exponen sus bellos cuerpos como objetos de las miradas femeninas, sin guerras verdaderas ni auténticas revoluciones.
1- S. Freud, Análisis de la fobia de un niño de cinco años ( el pequeño Hans). Tomo X, Amorrortu Editores
2- J. Lacan El Seminario, La relación de objeto. Libro 4. Ed. Paidós.
3- J. Lacan El Seminario, La relación de objeto. Libro 4. Ed. Paidós.
4- A. Kojëve, Françoise Sagan: el último mundo nuevo. Serie Tri, Grama Ediciones.
UNA ESPECIE DE PREGUNTA
Por MARIO ZIMOTTI.
Cuando recibimos a un paciente como psicoanalistas, contamos con una teoría estructural que establece clases discontinuas llamadas Neurosis, psicosis y perversión;Eric Laurent, Psicoanalista francés, opinó hace un tiempo que estas clases establecidas por Freud, así tan sencillas, eran aun asombrosamente correctas en el inicio de la experiencia del análisis.
En sus Seminarios anuales, Jacques Lacan realizó cada quince días una tesis doctoral; si a cualquier mortal le lleva años a veces encontrar algo nuevo para decir al final de un doctorado, él produjo un verdadero milagro epistémico regularmente durante más de 25 años.
Difícil es rescatar una puntuación ante tantas del Seminario IV , la que elegí abre el parágrafo 1 de la clase n° XXIII, llamada “Me darás sin mujer descendencia” del 26 de junio de 1957.
Está en la página 393 y dice así: “Todo lo que hemos hecho hasta ahora se basa en un cierto número de postulados (…)uno de tales postulados es este: la neurosis es una pregunta planteada por el sujeto en el plano de su propia existencia.
Esta pregunta adquiere en la histeria las formas siguientes _ ¿Qué supone tener el sexo tengo? ¿Qué quiere decir tener sexo? ¿Qué significa que pueda incluso preguntármelo? El hombre no es simplemente macho o hembra sino que está obligado a situarse con respecto a algo simbólico que se llama macho y hembra.
Si la neurosis está relacionada con el plano de la existencia, lo está todavía de forma más dramática en la neurosis obsesiva, en la que se trata no solo de la relación del sujeto con su sexo, sino de su relación con el propio hecho de existir. Así, las siguientes preguntas se sitúan como obsesivas ¿Qué es existir?¿Cómo soy con respecto a lo que soy sin serlo- Ya que de alguna forma puedo dispensarme de ello, distanciarme lo bastante como para concebirme como muerto?”.
Después de semejantes palabras, de tanto poder inspirador cuesta decir algo, elegí este recorte porque lo considero de alto valor clínico,no sin complejidad continúa siendo un facilitador para mi escucha.
Lo primero que me llamó la atención en esta puntualización rescatada es el énfasis que puso Lacan:“Todo lo que hemos hecho hasta ahora”para luego subrayar lo importante que es descansar sobre postulados, “… siempre he subrayado la necesidad de ceñirnos al máximo a la experiencia misma”, dijo en la misma página, en el párrafo anterior.
En la página 394, inmediatamente después de la cita elegida, Lacan dijo que tal pregunta es…una especie de pregunta, cerrada para el propio sujeto en donde los síntomas se pueden entender como elementos vivos de ella, articulada sin que el sujeto lo sepa.
En el párrafo siguiente dijo que aunque al sujeto,“un elemento más de esta pregunta viva”,ésta le fuera comunicada, ella “no sería más que un texto indescifrable, enigmático, jeroglífico, por eso durante décadas antes de Freud se observaron la neurosissin llegar a sospechar siquiera la existencia de esa lengua, porque la neurosis es una lengua”.
Que la neurosis es una especie de pregunta, un conjunto sintáctico, tanto como una lengua, es fuertísimo a mi entender, solo haciendo un gran esfuerzo de poesíapudo Lacan designar un postulado con una precisión así.
¿Qué es “una especie de” pregunta?, ¿un balbuceo?, ¿una homofonía?,¿una leve entonación?, ¿un arte?, ¿el despliegue de un deseo?, ¿una religión privada? O como en la fobia, ¿el peligro de perder el ser fantaseando una devoración?
¿Una pregunta viva es algo diferente a ese tipo de pregunta, que yaal estructurarla se sabe la respuesta de antemano?
Al escuchar esa lengua en el sujeto pronto notamos que algo no ha pasado como se lo esperaba del todo al registro de lo simbólico,que tiene que ver con la sexualidad, que lleva al sueño de la razón a otro destino y que quizá permitió que exista un Seminario V donde Lacan intentó una vez más acercarse a lo insoportable, que terminóllamando lo Real.
La página 394 finaliza así:“Evidentemente el peligro es siempre entificar estos conjuntos sintácticos, acercarlos excesivamente a eso que podemos llamar las propiedades del alma”.
Desde el psicoanálisis, considero que teniendo en cuenta esta “especie de pregunta viva” podemos ofrecerle a un sujeto un lugar de escucha, un lugar donde pueda alojar su palabra, esas palabras que lo han acogido al nacer y que le han dado un lugar particular en el deseo del Otro.
Sin duda que la perspectiva consecuente apuntará a una lógica de descompletamiento: dar la palabra al Otro, tomar una posición de escucha, es distinto a rellenar los agujeros con etiquetas diagnósticas al uso, conductas reeducativas, medidas punitivas o taponamientos medicamentosos.
Si la neurosis es una lengua habrá que hacer de “la piedra en el camino” un síntoma, pero no un síntoma aislado, sino un síntoma enlazado al Otro del lenguaje.
No acercarnos a eso que llamamos “las propiedades del alma” es considerar el autoritarismo oculto en lasarmonías de los sexos, es hacer algo digno, cercano, eficaz, que rebote sobre el sólido haz del azar más subversivo,con Lacan he aprendido que esto es escuchar.
Y hablando de escuchar,este milagro del Seminario IV coincide en tiempo y lugar con el del jazz modal de Miles Davis y el del movimiento cinematográfico“Nouvelle Vague”. No por casualidad, este autor en la noche del 4 de diciembre 1957 grabó en París la banda de sonido de “Ascensor para el cadalso” de Louis Malle en una sola toma, prefigurando lo que solo dos años después sería el nacimiento del mítico disco “Kind of blue, título que no tiene traducción pero los intentosvan por el lado de “una especie de azul” o “una especie de vacío”, de ahí el título de este trabajo “Una especie de pregunta”.
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