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Lecturas fulgurantes Aportes al seminario clínico "Hamlet: la tragedia del deseo"

  • BEATRIZ NANNINI
  • 26 jun 2017
  • 2 Min. de lectura

Hamlet: el discurso del Otro y el deseo del Otro

Es indiscutible el valor magistral de Hamlet para la literatura y para el Psicoanálisis, que se sirve de esta obra para profundizar la comprensión del carácter paradojal del deseo humano, problemático y a la vez orientador. En las lecturas del sem 4 y 5 hemos ubicado que se presenta de distintos modos, el sujeto histérico desea desear, el fóbico se detiene, y el obsesivo nos muestra el modo más radical que adquiere lo problemático del deseo. Lacan nos dice que Hamlet “no puede querer”, su voluntad de acción está impedida por los pensamientos. Procastina su acto porque le resulta repugnante, insoportable, algo lo coloca en una posicion de tensión con su deseo.

La tradición analítica nos ha mostrado siempre el carácter incestuoso del deseo, “y la dichosa ignorancia de quienes están hundidos en el drama necesario derivado del hecho que el sujeto está sometido a las leyes del significante”. Pag 328, seminario 6. Shakespeare plasmó en la escena de la alcoba cuando Hamlet habla con su madre, la atormentada desesperación y la vacilación de un sujeto tomado por un deseo impuro, como dice Lacan. Hamlet está siempre en el tiempo de los otros. Cuando llega su tiempo, ha llegado su hora de partir. La tragedia de Hamlet, que es la tragedia del deseo, es el derrotero implacable de posponer infinitamente la caída de las garantias que el discurso del Otro instaura. “ La hora de la verdad “ es que no hay Otro del Otro. Lacan va realizando, sin titubeos, a lo largo de los 7 capítulos sobre Hamlet, un trabajo de precision conceptual de cómo se constituye el objeto en el deseo, vía fantasma. Ofelia articula algo en Hamlet de la función del objeto en el deseo, por eso la relación entre Ofelia y Hamlet en la obra toma un lugar de verdad central. Hay que pasar por la función del duelo, que no vela que en el fondo ese duelo tanto en Hamlet como en Edipo son crimenes. Es el sentido del mito freudiano, el crimen es el asesinato del padre, indispensable, estructural. Claro que Lacan nos presenta las diferentes posiciones de Hamlet y Edipo frente al parricidio. Edipo vive la vida como un sueño, del cual no desea despertar. Hamlet, ya advertido por el fantasma del padre, le indica al hijo “fui sorprendido en plena flor de mis pecados”. El sujeto sabe; un padre castrado, transmite al hijo la tachadura. Esto constituye una “verdadera intrusion de lo real, verdadera ruptura del hilo del destino” pagina 379, seminario 6. La tragedia edípica del deseo, destino fatal del sujeto, en tanto atravesada, permite ubicar el deseo del sujeto como punto de orientación. Es así que podemos tener mejores noticias de la vida.


 
 
 

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