Deseo, Síntoma y Fantasma. Lecturas del Seminario 6 de J. Lacan
- IOM2 Venado Tuerto
- 14 may 2018
- 35 Min. de lectura
El discurso feminista y el ataque a los semblantes del amor.
Por Silvina Buljubasich
“No obstante, la subjetividad que pone en juego el hecho de que el hombre esté capturado en el lenguaje, que esté capturado en él, quiéralo o no, y que lo esté mucho más allá del saber que tenga al respecto, no es inmanente a una sensibilidad, si por tal entendemos el par estímulo respuesta. La razón es que el estímulo se da en función de un código que impone su orden a la necesidad, la cual debe traducirse a él” (Seminario 6, 1ºapartado, pág 19)
“El Otro es quien hará que un significante u otro esté presente o no en la palabra” (Seminario 6, 1º apartado, pág 24)
A lo largo del año 2017 trabajamos en los seminarios clínicos y las conferencias el tema de las mujeres, madres, niños y jóvenes. Si algún atisbo de claridad se impone, se relaciona, al menos en mi caso particular, con una pregunta. ¿La soledad y la violencia de los niños y jóvenes, en la actualidad pueden estar relacionadas con el discurso feminista, planteado como el discurso de la verdad? Es decir, ligado al discurso del mandato materno.
La actualidad del Seminario 6 es asombrosa, en tiempos del Otro que no existe. En tiempos en que las certezas aplastan, achatan; el discurso de las neurociencias y de las terapias conductistas prolifera, se hace indispensable la propuesta del psicoanálisis.
El encuentro de dos sujetos es también desencuentro. Por lo tanto las desavenencias entre los integrantes de una pareja son, como mínimo, esperables. Hallamos en el seminario 6 una clave que regula la relación entre los sexos, es el falo. Un significante privilegiado, nos enseña Lacan, al menos, en este momento de su enseñanza.
“Digamos que esas relaciones girarán alrededor de un ser y un tener que, por referirse a un significante, el falo, tienen el efecto contrariado de dar por una parte realidad al sujeto en ese significante, y por otra parte irrealizar las relaciones que han de significarse” (Escritos 2, pág 661)
Para examinar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas, al menos una vez en la vida (Descartes, R, Principios de Filosofía)
Siguiendo entonces a Descartes, se pueden pensar los movimientos feministas. Son innumerables los derechos adquiridos gracias a la lucha de mujeres valientes, decididas e inquietas. Mujeres que no se quedaron con “la verdad de la época”. Es necesario apoyar a las mujeres para lograr los derechos que aún faltan conquistar.
Ahora bien, no se puede hacerlo acríticamente. Tal vez es hora de poner en duda el discurso de “la verdad” que el movimiento feminista esgrime, sobre la sexualidad, cuando se mete en cuestiones como la relación amorosa. A la hora de incomodar, que mejor que hacerlo desde la lectura de Lacan.
Lo preocupante es el ataque al lazo amoroso, se parte de la premisa de que este genera dependencia. Bien, desde este punto de vista, no hay pregunta, no hay lugar para preguntarle al otro, que soy para él. La pregunta ¿Qué soy para el otro? Es lo que permite que el falo sea el Significante que indique la pregunta que al otro lo completa. Soy el falo para la castración del otro.
¿Mujeres a las que nada les hace “falta”? sabemos que con lo único que contamos para tratar lo real, son los semblantes, son los que arman lo que es posible en la sexualidad. El falo, que en este momento de la enseñanza de J Lacan es un significante, será luego un semblante.
J Lacan nos dice sobre el semblante “Por la intervención de un parecer que se sustituye al tener, para protegerlo por un lado, para enmascarar la falta en el otro, y que tiene el efecto de proyectar enteramente en la comedia las manifestaciones ideales o típicas del comportamiento de cada uno de los sexos, hasta el límite del acto de la copulación”. (Escritos 2 pág 661)
Tomando en cuenta el papel del semblante en la sexualidad es que me atrevo a criticar el discurso feminista, en cuanto a ella. Es comparable al discurso del amo, todas obedientes y encolumnadas en la lucha contra el hombre. Posición que se monta sobre el odio, y que genera soledad.
¿Es la posición que criticamos, la que queremos ocupar? ¿Queremos ser, por ejemplo, gerentes de una empresa para replicar la opresión que decimos sufrir? Podemos ir un poco más allá e intentar ocupar espacios de una manera singular. Que tengan que ver con nuestra feminidad, que no impliquen una renuncia al amor.
Hay tensiones que refieren más al capitalismo, que al patriarcado. Si a una empresa, una mujer le cuesta más dinero porque necesita su licencia por maternidad o algún día por año para sus exámenes médicos de rutina, y decide por esto emplear hombres. Deberíamos discutir esta cuestión. Particularmente, creo que a la lógica del mercado no le importan las ideas, ni la filosofía, mientras produzca y reproduzca sus estándares mercantilistas, si la sociedad es machista o feminista, poco importa.
Pensar la relación de los sexos en la actualidad, es desconfiar de la propaganda feminista que festeja y promueve la tiranía materna, en cuanto discurso de la verdad. Las mujeres somos vengativas, no veo porque negarlo, desconfío de la pretendida “hermandad”. Sí creo en la lucha por conquistar derechos, pero desde una particularidad, una singularidad, la feminidad, ligada al lazo amoroso.
Somos diferentes, hombres y mujeres, eso es lo que asusta. Esta es la sociedad de la uniformidad. Repensar, pensar, hacer y hacerse preguntas, es revolucionario.
¿Qué hay en nosotras, las mujeres, que facilita que discursos tan radicales, prendan de forma religiosa? ¿Ser hablados, o hablar?
El fantasma ¿soporte del deseo?.
Por Mariel Giovanardi
En múltiples ocasiones nos preguntamos sobre la utilidad de leer los seminarios de Jacques Lacan, y sobre su aplicación en la práctica. El trabajo de lectura en los grupos de investigación nos permite ir encontrando esa costura ante el desgarro en el saber.
Si bien el seminario 6 se titula “El deseo y su interpretación”, el hilo a extraer que nos propone Miller, es el del fantasma. Al tiempo que nos advierte que es en el seminario 6, que Lacan elabora la primera lógica del fantasma, a la que más tarde (en el seminario 14) adosará la segunda, la verdadera.
Nos dice también “El corazón de este seminario no es la interpretación, es la relación inconsciente del sujeto con el objeto en la experiencia de deseo del fantasma” (El Otro sin Otro)
Lacan, ya venía anunciando hacia el final del seminario 5; al fantasma como “lo imaginario capturado en cierto uso de significante” (pag 417), el fantasma como “el fiador y el soporte del deseo” (pag.450).Lo entendemos entonces, como el objeto apto que uno encuentra, pero no es el deseo. Tampoco es el síntoma.
La tríada que titula esta conversación “Deseo, Síntoma y Fantasma”, me remitió al seminario dictado por Jacques Alain Miller en 1983, el segundo en Buenos Aires, en el que plantea síntoma y fantasma como dos dimensiones clínicas. Sostiene que en Lacan no todo es significante, que a partir de la invención del objeto a se puede establecer una nueva distribución en la práctica clínica, y que la oposición entre significante y objeto, establece una oposición entre síntoma y fantasma, asignando al fantasma una función de consuelo contra el displacer del síntoma.
JAM va estatuyendo ahí, una repartición muy precisa, una especie de paralelismo entre síntoma y fantasma, que permite ordenar la clínica en una perspectiva diferente. Del lado del síntoma, articulación significante, prevalencia en la entrada en análisis, introduce a una problemática terapéutica. El síntoma es algo de lo que el paciente habla, se lamenta, está en la vertiente del displacer. Hay una dinámica.
Del lado del fantasma, prevalencia del objeto, lo que está en juego al final del análisis, conduce a la dimensión ética del psicoanálisis. En el fantasma, el paciente encuentra un consuelo contra el síntoma, está en la vertiente del placer, es una máquina para transformar el goce en placer. No es objeto de interpretación por parte del analista sino, más bien, un objeto de construcción, hay una estática.
Ahora bien, volviendo al seminario 6, en la clase del 7 de enero dice “Comenzamos entonces a ver bosquejarse una suerte de prefiguración, ¿de qué? De la fórmula que intento presentarles como la del soporte del deseo, la fórmula fundamental de la relación intrasubjetiva esencial en la que, como tal, todo deseo debe inscribirse: ($◊a)”
El objeto que Lacan inscribe en el seminario, ese a que inscribe en el fantasma, es un objeto que escapa al dominio del Nombre del Padre, que está fuera de la significación del falo. Al comienzo del seminario tiene un carácter imaginario y se confunde con el objeto pregenital, pero no lo mantendrá así a lo largo de su enseñanza. Poco más tarde, en los seminarios La Angustia, Los Cuatro conceptos Fundamentales del psicoanálisis y La lógica del fantasma, irá virando hacia el registro de lo real hasta darle la forma de “objeto plus de gozar” en su última enseñanza.
Para Lacan, en este seminario, el objeto dará sostén en el fantasma, a la posición del sujeto. En el momento en que como sujeto debe borrarse detrás de un significante, se aferrará al objeto en calidad de objeto de deseo. “La función del fantasma es dar al deseo del sujeto su nivel de acomodación, de situación” (Pag.28)
Para localizarlo en el grafo, Lacan ubica arriba a la izquierda, el deseo del Otro (A/) en S(A/) e inmediatamente abajo, el fantasma ($◊a) como tapón respecto a la falta del Otro, y abajo del fantasma, s(A) el síntoma. Entonces, podemos leer el síntoma como determinado por el fantasma y el fantasma como tapón del deseo del Otro.
Titulé el escrito con una interrogación sobre la afirmación de Lacan respecto del fantasma como soporte del deseo, ya que unos meses después, en la clase del 13 de mayo, dirá "… dado que el deseo se sostiene en una relación de confrontación con ($◊a)”
Queda un año de lectura y de trabajo en los grupos para despejar la pregunta.
DEL DEVENIR DE UN SUJETO,
AVATARES EN EL CAMINO DE SER UN SUJETO DEL DESEO.
Por Soledad Bertolotti
¿Cómo pensar un Sujeto a advenir un Sujeto deseante en este momento del recorrido de Lacan?
El Seminario 6, El deseo y su interpretación, se contextualiza en un marco teórico de Lacan con predominio de lo Simbólico, lo significante, con el Seminario 5 como antecesor. Son los años 58 y 59, concomitantes a la Significación del Falo.
Es un texto que nos permite trabajar la pregunta por el devenir de un Sujeto y su posición consecuente en relación a la castración, desde distintas aristas.
Podemos considerarlo:
1) en primer lugar: desde el recorrido del Sujeto por las distintas instancias lógicas que Lacan plasma en el grafo del deseo en sus dos primeros capítulos. Allí podemos ubicar: a) el fantasma como un modo de responder a la inermidad del sujeto a advenir en relación a la falta del Otro.Miller leyendo a Lacan en Introducción al seminario 6, dice que aquí se esboza un concepto original, nuevo: el fantasma, partiendo de la cuestión del deseo en relación a otro, en esta primer parte del seminario. Primer lógica del fantasma y b) el espejo con el otro imaginario, ubicable desde el grafo del deseo en un primer piso .a….a°. En esto lo especular nos brinda soporte para pensar el espejo con el a°..como imagen de si, del otro.
2) en articulación con la significación fálica, el falo como significante en este momento teórico.
Ambos puntosno son excluyentes, todo se conjuga, no es unos sin el otro.
En el recorrido de la primer parte del Seminario, podemos hacer un ejercicio de lectura apreciando que se esbozan conceptos, se deslizan, se replantean, emergen significantes como en una especie de conglomerado.
He tomado algunos significantes y haciendo un ejercicio de escritura los pongo a jugar y articularlos:
Deseo , Sujeto, Ser, Falo
Una frase hizo resonancia ante la preguntaplanteada ….
“El deseo es la metonimia del ser en el sujeto, el falo es la metonimia del sujeto en el ser”….y prosigue:… “El falo es el elemento significante sustraído a la cadena de la palabra, en la medida en que esta compromete toda relación con el Otro.”(Lacan, J.)
¿Qué nos quiere decir Lacan en esta frase?
Hay un intento de dar respuesta, en el inicio de la frase, a la definición del deseo. Ya que viene diciendo en las primeras páginas lo que no es, que no se define como lo han hecho filósofos y poetas , ni en relación a un objeto determinado y un objeto de placer.
Va definiendo el deseo en relación a lo que ubica en el grafo. El sujeto se dirige a Otro, la estructura de la cadena significante hace un llamado al Otroy hay una captura del Sujeto dentro de la articulación de la palabra, al ser conmutativos los significantes se pueden ir sustituyendo y se enriquecen, multiplican las significaciones y opera en el piso inferior la dimensión metonímica por semejanzas o diferencias.
Lo que se produce es la aparición de lo que es significado por el Otro primeramente s (A) , por oposición al significante dado por el Otro S(A). En el segundo piso del grafo, que se produce la experiencia del Otro como aquel Otro que tiene un deseo y allí en su origen el deseo aparece, se manifiesta en el intervalo entre la articulación linguística de la palabra y aquello que marca que el sujeto realiza en ella algo se SÍ, algo de su ser, que sólo tiene alcance con esa emisión. Sigue Lacan diciendo que entre los avateres de la Demanda y la exigencia de reconocimiento del Otro, exigencia de amor, se erigiría un horizonte de Ser para el sujeto. “En ese intervalo, esa brecha, se sitúa la experiencia del deseo. Tal experiencia es al principio aprehendida como la del deseo del Otro, y en el interiorde la misma el Sujeto ha de situar su propio deseo.” (Lacan, J)
Podemos ubicar cómo la pregunta por el Ser se formula a nivel del deseo, en tanto un ser dirigido al deseo del Otro, y el falo como metonimia en tanto es un significante, El significante privilegiado, de la falta en ser del otro y que no hay un significante que dé cuenta de lo que el sujeto es en relación a la falta del Otro. Si el Sujeto es un significante en la cadena significante, allí podemos ubicar algo del ser del sujeto en tanto el sujeto se pregunta : ¿qué soy para vos, qué soy para el Otro?
El falo como significante que viene a responder, a dar respuesta de aquello que lo completa al otro, pero no al modo de un objeto concreto, no objetos en correspondencia biunívoca, sinoque al lugar de ese falo podrían venir muchas cosas, no indeterminadas, sino determinadas desde la falta en ser del Otro y su cadena significante. Allí el falo sería el significante. Soy eso para ese otro, soy el falo del otro por el deseo. La significación fálica y de allí la neurosis como una de las posiciones posibles para el sujeto frente a la castración. Podemos preguntar por los avatares en este recorrido y otras posiciones y constitución del sujeto.
Desde el psicoanálisis no sostenemos un Ser con carácter óntico, un ser en sí, el sujeto es en tanto evancescente en la cadena significante, sólo captamos algo del sujeto en sus emergencias (sueños, lapsus, equívocos, síntomas). Podemos es oradarlo por la vía del deseo , su interpretación en sus emergencias y localización por la orientación del fantasma puesto en juego. Algo muy relevante, entre otras cosas, del aporte del seminario a nuestra clínica.
"El aguijón".
Por Beatriz Nannini
De comienzo tropezamos con una dificultad: definir el deseo porque cuando se trata de deseo siempre hay fracaso en el decir, el deseo se cuela por esas heridas del lenguaje para mostrarse esquivo a ser nombrado.
En alemán la palabra Deseo tiene dos acepciones que me interesa destacar wunsch y lust. La primera designa anhelo. La segunda voluptuosidad, apetito, ambición, goce. Acepciones que marcan complejidad y hasta cierto carácter de antinomia o hibridez en el término.
En la teoría de los sueños se aprecia lo que entiende Freud por wunsch, el carácter fundamental del deseo en el sueño es su realización, y lo que muestra un sueño, especialmente el de un niño, es la satisfacción alucinatoria que le procura. Pero Freud aclara que no podemos pensar que por el solo hecho de soñar con algo que se desea se obtiene la satisfacción esperada. La tensión, para ser satisfecha, exige la intervención del principio de realidad.
Lacan destaca la originalidad de Freud de concebir dos procesos: primario y secundario. El proceso primario ya significa la presencia del deseo, alucinado, bajo el modo de regresión tópica. ”El fenómeno alucinatorio vale por su inserción en un circuito”[1]. Utiliza la metáfora del tragamonedas: se enciende la luz cuando la bolilla cae en el agujero correcto. Con lo cual demuestra que el objeto que se busca cada vez no es un objeto nuevo. Serrat lo dice así “es caprichoso el azar”.
En la carta 52 a Fliess cuando articula el nacimiento de las estructuras inconscientes para armar un modelo de aparato psíquico que le permita explicar el proceso primario, plantea la Vorstellung como esa primer la huella mnémica con la que el aparato responde a la necesidad.
De esto se deduce: primero, la Vorstellung deviene un marca que responde a la tensión pero no la colma. Segundo vale en su valor funcional y secuencial, es decir, presenta una topología significante.
Retornando la Interpretacion de los sueños, el deseo en un sueño hay que tomarlo como una escritura al estilo de los manuscritos palimpsestos que conservan las huellas de escrituras antiguas. Valen mas las secuencias y combinaciones de las palabras que su significado.
Freud nos ofrece el sueño de Anna como el sueño donde el deseo se muestra sin velos, a cielo abierto.
Sueño: Anna F.eud, Er(d)beer,Hochbeer, Eier(s)pers, Papp.
En él podemos captar que su textura consiste en elementos de la demanda de la niña que le fueron prohibidos. La interdiccion genera un efecto potenciador en cuanto introduce una unidad en la diversidad de letras. El sueño es en si mismo la respuesta.
Así, podemos entender la frase de Lacan en la página 88 del seminario 6 “la verdad del deseo es por sí sola una ofensa a la ley”. Y luego dice: “la salida que se presenta a ese nuevo drama es censurar la verdad del deseo”. El nuevo drama es la aparición en el discurso, del enunciado y la enunciación; lo que no se dice cuando se dice, lo que se dice más allá de lo que se quiere decir. O sea, la implicación del sujeto en el acto de la palabra y la conmocionante asunción de la hiancia estructural que este acto conlleva.
Entonces, la topología del deseo transcurre entre lo interdicto y lo no dicho. La Verdrangung “es su salvación, en ese punto último en que el sujeto está destinado a su ignorancia”[2] . La elisión de un significante que designa la discordancia entre enunciado y enunciación. El deseo es la marca de esa discordancia, el sujeto no puedo escapar a la mortificacion significante, a la marca del significante sobre su existencia.
Podríamos pensar entonces en un deseo infantil y un deseo adulto?. Introduzco esta cuestión porque me parece útil pensar si existe temporalidad entre el deseo alucinatorio infantil y el deseo articulado al fantasma. Temporalidad que no remite a cronología, esto sería quedarnos tomados por el romanticismo ingles, valorando los recuerdos de la infancia, los ideales y anhelos del niño. Lacan nos mueve de allí, al plantear que lo importante es la tensión que se produce entre principio de placer y principio de realidad.
El film iraní El globo blanco de Jafar Panahi ilustra magníficamente el registro imaginario de los objetos del wunsch freudiano. En esta ocasión, otra niña, Razhie, ansia un pececito dorado, que no está en la pantalla de su iphone ,al cual con solo tener una tarjeta de crédito accederá. En su mundo es mucho mas difícil concretar su anhelo, eso queda bien demostrado cuando uno como espectador palpita los avatares que se le presentan; no es un gadgets, no es un objeto de la satisfacción inmediata, tampoco lo alucina porque no sueña, ni produce un chiste, solo camina por las calles de Teherán creyendo en ese atrapa sueños que se presenta, como señuelo a su deseo.
Oh!!! El jardín de las delicias que aguijona el deseo!!!!.
Lacan se pregunta cuál es la nueva figura que nos aporta Freud con la oposición principio de placer/principio de realidad?. Dice es una figura problemática. “Ni por un instante Freud piensa identificar la adecuación a la realidad en un bien cualquiera” En el Malestar en la cultura nos dice- con toda seguridad la civilización, le pide demasiado al sujeto” . La felicidad. “nada tiene que esperar para ello del microcosmos, vale decir de él mismo, ni del macrocosmos”.
Un secreto no puede ser dicho, si lo fuera perdería su valor de secreto. Por lo tanto el fantasma es una buena mentira de lo que no puede decirse. Por eso Lacan nos dice “el sujeto aliena siempre su deseo a un signo, una promesa, una anticipación, algo que conlleva siempre una pérdida posible”. En esa dialéctica de la falta se mueve el deseo. Si el secreto se anuncia se pierde, si se mantiene, algo se esconde.
[1] Jacques Lacan, Seminario 6 . Paidos. 2014. Pág.76.
[2] Jacques Lacan, Seminario 6 . Paidos. 2014. Pág.109
"El desamparo originario del sujeto".
Por Marina Lerdez
Atravesando la lectura del Seminario 6 de Lacan, “El Deseo y su interpretación”, me detengo sorpresivamente en una cita de la página 26 que llama mi atención al punto de hacer un recorte y rastrear el concepto.
Allí Lacan dice …Ante la presencia primitiva del deseo del Otro como oscuro y opaco, el sujeto está sin recursos, hilflos. La Hilflosigkeit- empleo el término de Freud- en francés se llama détresse, desamparo del sujeto. Tal es el fundamento de lo que en el análisis fue explorado, situado, como la experiencia traumática…
Respecto al concepto, Hilflosigkeit, así denomina Freud al estado originario del sujeto que se conoce como desamparo. Palabra que a su vez designa un estado de abandono, de desvalimiento, de falta de recursos. También de desnudez ya que el infans se halla ante la imposibilidad de sobrevivir sin asistencia ajena, siendo que en su vida intrauterina no conocía pausa entre necesidad y satisfacción.
En el lazo con el Otro se generará la matriz de los sentimientos de amparo y desamparo que acompañarán al sujeto a lo largo de su vida. Pero las marcas que deja el desamparo originario serán imperecederas. Ese estado de desamparo toma la forma de angustia automática, que se hará presente ante cada situación traumática.
Ésta angustia es diferente de la que conocemos como angustia señal -que antecede la aplicación de defensas psíquicas-, que está ligada al complejo de castración, y que – en un sentido– oficia de tope a la aparición de aquella otra angustia.
La ligada al desamparo es una angustia que no tiene representación.
Es entonces que comienzo a pensar en éste concepto y su relación fundamentalmente con la clínica para poder comprenderlo.
Un recuerdo de MichelsLeiris
Lacan dedica el capítulo V del Seminario XVIII, “El Sinthome”, a mostrar que hay una articulación necesaria entre la palabra y la escritura, articulación sin la cual hablar de escritura en psicoanálisis no tendría ningún sentido. En dicha articulación la palabra goza de anterioridad con respecto al escrito. Es decir que la palabra es primera respecto de la escritura y lo que la escritura escribe no es otra cosa que lo que del goce se fija. Dicho en otros términos el goce se fija al escribirse. La psicoanalista Araceli Fuentes, en su texto “La función de la escritura en la experiencia psicoanalítica”, toma un ejemplo de ésta articulación entre palabra y escritura del artículo de Miller. “Lo escrito en la Palabra”, sobre un recuerdo de infancia de MichelsLeiris.
Siendo niño, MichelsLeiris, estaba jugando con sus soldaditos cuando de repente uno cae al piso. Debería romperse y no se rompe, entonces dice “lizmente”, pero su madre que estaba allí lo corrige, le dice “felizmente”.
Lacan afirmaba que Lalengua está hecha para el goce, no para la comunicación.
“Lizmente”: Lo que el niño dice, resonancia de alegría, felicidad, más cercano a Lalengua.
“Felizmente”: Lo que la madre corrige, resonancia de desgracia, desgraciado, infeliz por decir algo en forma incorrecta. Lenguaje: Significante-Significado-Significación.
A partir de entonces el niño, cuya alegría la madre no supo acoger, se transformó en un ser triste y atado a la desgracia para siempre. Lo que sucede no está ligado al efecto de significación sino al afecto de goce, en el mismo contexto, las cosas hubieran sido diferentes, si él hubiera tenido una madre más alegre, menos depresiva, que en lugar de fastidiarlo con ese purismo, hubiera hecho un chiste del que los dos se hubieran reído. La felicidad de este niño quedó perdida para siempre, la intervención de su madre hizo que su posición subjetiva quedara ligada a la desgracia.
Michel Leiris hizo un largo análisis después de un intento de suicidio grave. Como escritor fue un escritor que ya nunca más le consentiría a nadie decirle cómo se dicen las palabras, pues él mismo se erigió en el amo de las deformaciones que introdujo en su escritura.
Pero entonces:
¿Qué propone el Psicoanálisis ante éstos eventos traumáticos?
Siendo el Psicoanálisis una apuesta a que (por vía de la palabra), el analizante reencuentre las fijaciones de goce, escrituras del inconsciente, para despejar así el camino posible hacia su deseo.
Bibliografia.
J. Lacan. Seminario 6. “El Deseo y su interpretación”. (1958-1959)
J. Lacan. Seminario VXIII. “El Sinthome”. Cap V. (1975-1976)
J.A. Miller. “Lo escrito en la palabra”. Un recuerdo de MichelsLeiris.
A. Fuentes. Letras Lacanianas. “La función de la escritura en la experiencia psicoanalítica”.
“De la bestialidad al significante”
Por Lucía Folguera
Durante la lectura del texto se plantea que la libido, cuya noción hallamos en el centro de la teoría analítica, no es más que la energía psíquica del deseo. Lacan plantea que “el deseo parece llevar consigo cierto quantum de amor, muy a menudo se trata de un amor que se presenta en la personalidad como algo conflictivo, un amor que no se confiesa, un amor que incluso se niega a confesarse”. Lacan cita a Aristóteles, en la clase nº1 “Construcción del grafo” del seminario VI, el cual reconoce que “los deseos, van másallá que cierto límite que es precisamente el del dominio y el del yo, y que muy pronto se presentan en el ámbito de lo que él llama bestialidad”.“El deseo es la esencia misma del hombre, en la medida en que ésta es concebida, a partir de alguna de sus afecciones, como determinada y obligada, por cualquiera de sus afecciones, a hacer algo”.
En el Seminario V “Las formaciones del inconsciente”, Lacan plantea que: “la violencia es ciertamente lo esencial en la agresión, al menos en el plano humano. No es la palabra, incluso es exactamente lo contrario. Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra. Si la violencia se distingue en su escencia de la palabra, se puede plantear la cuestión de saber en qué medida la violencia propiamente dicha…puede ser reprimida, pues solo se podría reprimir lo que demuestra haber accedido a la estructura de la palabra, es decir, a una articulación significante”.
Entonces, me pregunto, si podemos pensar a la violencia como:
única salida del sujeto cuando su deseo no pudo implicarse en el circuito de la palabra?
comorespuesta al desamparo del enfrentamiento con el otro?
como falta de recurso para hacer frente al deseo del otro?
La energía del deseo tiene que pasar por los significantes, de lo contrario no existe articulación de la gramática pulsional, es decir el empuje pulsional no está enlazado. Que quiero decir con esto, que si no se constituyen las identificaciones imaginarias del yo, si no existe una insignia con la que el sujeto se represente, el sujeto queda frente al desamparo, por lo tanto podemos pensar que en la violencia no hay estructura que remita a una “articulación significante”, es decir no hubo acceso a la estructura de la palabra.
“Se puede concluir pensando a la violencia, como lo que puede producirse en una relación interhumana, cuando no impera la palabra entendida como articulación significante”.(Lacan, Seminario V).
Bibliografía:
Lacan, J. Seminario, libro 5: “Las formaciones del inconsciente”. p. 471.
Lacan, J. Seminario, libro 6: “El deseo y su interpretación”. p. 15.
Sawicke Patricia, Stillo Beatriz.“Relaciones Violentas: entre el amor y la tragedia”.
"Lacan habla de nosotros".
Por Benjamín Filippetti
Elijo para comenzar este escrito la última oración escrita por Jacque Alain Miller en la contratapa del seminario 6: “Lacan Habla de nosotros”. Durante todo su desarrollo Miller busca destacar la actualidad de lo expuesto en este seminario y cuáles son los cambios radicales que Lacan propone en el mismo a lo definido anteriormente como El Deseo y su interpretación.
Lo que siempre me pareció interesante en la lectura de los textos de Lacan es que cuando uno los relee vuelve a sentir que algo siempre le falto entender, que algo no se terminó de comprender del concepto o que lo que se creía dominado como un saber definido queda dando vueltas. Es algo semejante a la idea que me hago acerca del Deseo propuesto por Lacan, algo que resulta inaprensible a quien quiere dominarlo, pero si no es reconocido fabrica síntomas, si bien despista suscita la invención de artificios que cumplen el papel de Brújula, como creo hace Lacan con sus conceptos a lo largo de su enseñanza…
El deseo del que trata aquí es el deseo inconsciente, que no está coordinado a un objeto natural, que su objeto es fantasmático, no es un elemento de la realidad. El objeto que llama aquía y que inscribe en el fantasma, es precisamente el objeto en tanto que escapa al dominio del Nombre del Padre y de la metáfora paterna. Deseo en relación al objeto en el fantasma.El fantasma apunta a poner el objeto “a” más allá del sujeto, apartado, dirigible hacia aquel, en busca de…
En el último año muchos adolescentes se acercaron al consultorio a solicitar un espacio de análisis, sin la mediación de ningún adulto referente sino por la propia inquietud de descubrir, de encontrarse con el psicoanálisis y hablar de lo que a ellos los angustia. Algunos de ellos ya habían sostenido espacios que por lo expresado hacían más referencia de trabajo sobre una Psicología del yo. Ahora se acercaban a cuestionar, a cuestionarse sin la necesidad de un otro contemporáneo (sujeto portador del saber) que les diera la respuesta.No tienen en claro lo que quieren, pero tampoco tienen ganas que le digan que hacer.Propuesta interesantísima y que me lleva a pensar por que estos jóvenes adolescentes buscan el psicoanálisis y no otro espacio.
Frente a esta propuesta y con lo trabajado y conversado en los encuentros con el grupo de investigación acerca del deseo y su interpretación surgieron en mi preguntas que directamente afectan el desarrollo de nuestra labor como analistas si realmente nos proponemos Psicoanalista.
¿Cuál es la tarea del analista en el análisis conadolescentes?
Para los que nos decimos psicoanalista,¿cómo no caer en la posición de educador y conducir el trabajo analítico esencialmente sobre el análisis del yo buscando sólo la adaptación, redoblando así el desconocimiento del deseo?
¿Cómo debe intervenir un terapeuta, con adolescentes que no poseen otro marco de referencia que sus acciones repetitivas selladas por su historia?
Sigo construyendo la respuesta a estos cuestionamientos. Lo que sabemos es que no podemos poner en jaque aquella historia, como intervención, sin saber si posee los sedimentos necesarios para construir otra historia, no podemos dejarlo sin un soporte fantasmático. Ahí es justamente donde debemos dirigir el tratamiento, hacia la construcción de un fantasma propiciatorio, reviendo sus mitos, aportando metáforas discursivas a la literalidad de sus acciones, para ir encontrando nuevas posiciones en aquello que repite.
La psicología del yo apuntaría a imponer nuevos imperativos, donde el analizante seguiría “siendo hablado”, ahora por un mandato del psicólogo en su lugar de Sujeto Supuesto Saber. Un analista apostaría a producir metáforas de la literalidad del discurso del adolescente, la literalidad que se muestra en sus acciones. Como analistas deberíamos entonces buscar hacer metáfora de su historia y así encontrar alguna versión que lo sitúe más allá de lo que el discurso del Otro selló en su subjetividad.
En este seminario Lacan habla de nosotros como Psicoanalista y reafirma que el analista, no tiene otro instrumento de trabajo que el lenguaje, y su escucha se dirige al discurso inconsciente del sujeto, el cual siempre se deja escuchar yéste es el motivo de la existencia del psicoanálisis, las fallas de la resistencia.
INTERDICCIÓN E INCONSCIENTE
Carolina C. Vázquez
En el seminario VI Lacan retorna a Freud haciendo un recorrido por algunos de sus conceptos, articulándolos y poniéndolos en diálogo con los suyos. De esta manera nos muestra cuál es el mecanismo y la operatoria del inconsciente, y del deseo. Para ejemplificarlo se apoyará fundamentalmente en elaboraciones oníricas. Quisiera abordar dos de ellas, el sueño de la pequeña Anna y el del padre muerto, para hacer una distinción entre “lo dicho que no”, que trabajará Lacan en el primer caso y, “lo no dicho” en el segundo. Cabe destacar que en ambos hay una articulación con el deseo y sirven a Lacan para establecer la distinción entre el plano del enunciado y el de la enunciación.
Entiendo el sueño de la pequeña Anna como una representación de lo más genuino del deseo. Basta con un NO evocado por el otro, una interdicción, para que advenga un deseo y la búsqueda de satisfacción, que en este caso sería vía alucinatoria: satisfacción alucinatoria de deseo. De este modo corroboramos lo dicho por Lacan, “La verdad del deseo es por sí sola una ofensa a la autoridad de la ley”.
“Lo dicho que no”, funciona aquí como una censura que deja al sujeto insatisfecho en su demanda, quedando un resto, un más allá: un deseo que se satisface, según Lacan, en el segundo piso, a través de la enunciación del sueño; ahí “lo dicho que no sigue siendo dicho aunque no sea ejecutado”. Con esto Lacan separa el plano de la realidad (de la acción), del discursivo.
En el 2º sueño, el “no lo sabía” se ubica del lado del sujeto que sueña, y del lado del padre. Lo que no sabía el soñante es que “su padre estaba muerto, según su anhelo”; y el padre en el sueño es representado como no sabiendo sobre su propia muerte. Este anhelo es algo que el sujeto puede captar o no, reconocerlo como algo del pasado cuando su padre era su rival. Pero hay algo que en absoluto puede ver, en el punto donde se encuentra: el anhelo de castración al padre, que al momento de su muerte retorna al hijo, porque es su turno de ser castrado. Por ese motivo y sin saberlo, asume el dolor de su padre y traslada su propia ignorancia en el personaje del padre “…mejor eso, que ver desnudarse ese último misterio que es el contenido más secreto de ese anhelo”. Lo no dicho en el enunciado del sueño, que a su vez es el anhelo del soñante, y la ignorancia de éste sobre su propio anhelo, no es más que la máscara de lo más profundo que hay en la estructura del deseo, a saber “…la necesidad estructurante, significante, que prohíbe al sujeto escapar de la concatenación de la existencia en la medida de que ésta está determinada por la naturaleza del significante”.
Para trabajar “lo no dicho”, Lacan habla del pensamiento. “Toda palabra, en la medida en que el sujeto está implicado en ella, es discurso del Otro”. Por ese motivo, de entrada, el niño no duda de que todos sus pensamientos sean conocidos; el pensamiento participa de lo no dicho. Lacan plantea que hay una contradicción interna en todo no dicho en el nivel de la enunciación, “la contradicción interna que estructura el yo no digo que.” “Al decir que no lo decimos, precisamente lo decimos”. Para que ese no dicho subsista, hay que decirlo en el nivel del proceso de la enunciación, es decir, en calidad de discurso del Otro. Lo no dicho en el plano del enunciado sigue siendo dicho en el plano de la enunciación. En el 2do sueño la enunciación “el estaba muerto” esconde una paradoja ya que tal expresión simbólica, hace que subsista aquél a quién apunta, lo mantiene en el ser. “No hay afirmación simbólica del estar muerto que no lo inmortalice”.
De esta manera, Lacan rompe la unión ilusoria entre el significante y el significado, postula una concepción inédita del lenguaje, la cual ya estaba implícita en la obra de Freud pero no había sido comprendida antes. Esa independencia del significado respecto del significante, “es la propiedad mágica y maldita del lenguaje humano: la posibilidad de que una palabra pueda significar otra cosa, más allá de su sentido inmediato”.
El abordaje que hace Lacan sobre la temática de “lo no dicho” le permite establecer cómo se estructura el significante, ya que éste se presenta como dotado de las propiedades características de lo no dicho: “…como algo que puede ser borrado, y en la operación misma del borrado, subsistir como tal”.
El deseo encuentra su sitio entre, por un lado, lo dicho que no, una prohibición, que hace que el sujeto se aliene en él, en la medida en que entra en los desfiladeros del significante, como lo muestra el sueño de la pequeña Anna; y por otro lado ese más allá, que vemos en el sueño del padre muerto, en el cuál va a introducirse como esencial la dimensión de lo no dicho.
BIBLIOGRAFÍA
Lacan Jacques, Seminario VI “El deseo y su interpretación”. Ed Paidos.
Freud Sigmund, “La interpretación de los sueños”. Volúmen 3, ensayo XVII.
Freud Sigmund, “Inhibición, síntoma y angustia”, “La negación”. Volúmen 16, ensayos CXLV-CLII.
Nota en página web Télam “Todo el mundo es loco: Jacques Alain Miller”. Gustavo Dessal.
Miller Jacques Alain “Los usos del lapso”. Paidós.
"Vengo a decirte, que no sigo más".
Por Fernando Zurano
Hay tres pilares que son fundamentales en la formación analítica de orientación lacaniana, el análisis personal, la supervisión(el control de casos) y el estudio.
El grupo de lectura del IOM 2 Venado Tuerto, nos convoca, nos reúne en una implicación ética, clínica y práctica, con desarrollos de contenidos teóricos y epistémicos, que nos permite, entra tantas otras cosas, poder visualizar lo que va bien, como también,poder pensar todo lo que va mal. Y que hoy nos faculta, autoriza, como resultado, a confluir en este trabajo, en esta jornada de conversación.
En “Intervención sobre la transferencia” Lacan nos dice “la mera presencia del psicoanalista, aporta antes de toda intervención, la dimensión del diálogo. Por el solo hecho de hablar hay transferencia, desplazamiento de afecto de una representación a otra, esa transferencia es propia del saber inconsciente, que en relación a la cura permite instaurar, en un primer momento encarnado en la persona del analista, el sujeto supuesto saber, la suposición de que un sujeto acéfalo, el del Inconsciente, sabe.
Y continua diciendo, cito textual “Por mucha irresponsabilidad, incluso por mucha incoherencia que las convenciones de la regla vengan a dar al principio de este discurso, es claro que esto no son sino artificios de hidráulico con el fin de asegurar el paso de ciertos diques, y que su curso debe proseguirse según las leyes de una gravitación que le es propia y que se llama la verdad.”
Describe la transferencia en términos dialécticos indicando que el análisis requiere de un curso, donde el sujeto, en el encuentro con la verdad, atraviesa una trasmutación que coincide con la dirección de la cura.
Voy a extraer un fragmento, una viñeta clínica de una paciente femenina de 40 años, que concurre a sus sesiones desde hace un año y medio aproximadamente. Y en el relato se describen dos encuentros consecutivos (de una semana a la otra)
Debido a motivos circunstanciales, del transcurrir propio de las diferentes sesiones del día, (que no suelen ser habituales) esta paciente en sala de espera, aguarda 20minutos para su sesión.
Al ingresar pregunta si aún tiene tiempo, y la sesión se desarrolla sobre una actividad que ella tenía programada, a determinada hora, al finalizar la sesión. Sin observaciones, aparentemente, relevantes, llegada la hora de su evento(advertida por su celular) pide retirarse. Y se va.
A la sesión siguiente, en el horario acordado, se hace presente, y dice: “Vengo a decirte que no sigo más”.
Le pregunto qué pasa, qué puede decir de eso, “la sesión anterior tuve que esperar mucho, encima la otra sale llorando y no tengo porque bancarme los problemas de ella. Me siento decepcionada, estafada.”
La intervención intenta proseguir por la vía del significante con una gran dificultad, imposibilidad, de anudamiento.
Lo primero que se marca es “la otra” sin posibilidad alguna de articulación.
Luego, le pregunto ¿de qué se trata esta decepción? No puede decir nada.
Le exclamo “Estafada!!!” Sí, porque encima me saca el poco tiempo que yo tengo”
Un momento, una instancia donde no había mucho para comprender, interpretar, sino de poder señalar, que esto tiene que ver con otra cosa, que hace a la relación con el Otro (que ya veníamos puntuando), a la decepción (del o con) el otro. Y que este corte que realiza (que no es el primero) tiene efectos y consecuencias terribles. Y que lejos está del enojo imaginario donde la paciente me pretende ubicar.
La paciente se estaba por ir a vivir a otro país. Y le indico “esto, retomalo, retomá tus sesiones en otro lado, porque tiene que ver con tu síntoma, con tu relación con el otro”
Y se va.
Una escena que la podemos analizar desde varias aristas, y con diversidad de preguntas ¿estaba en posición de análisis? ¿Cómo juega el fantasma de la Otra mujer? O la pregunta que aquí nos convoca ¿En qué medida se establece la relación transferencial, sino es de este modo dual, imaginario?
La clave de todo esto es la relación del sujeto con el significante.Tiene que ver con el encuentro de la verdad, de su verdad.
La paciente responde desde su fantasma y por una vía imaginaria.
Y la distinción de los planos imaginario y simbólico de la transferencia demuestra ser decisiva para la conducción de la cura.
En su aspecto simbólico (repetición) contribuye al progreso de la cura al revelar los significantes de la historia del sujeto, mientras que su aspecto imaginario (amor y odio) actúa como resistencia.
En el seminario 6, es precisamente lo que Jaques Lacan, cuestiona, refuta, del gran trabajo con fines pedagógicos de Ella Sharpe
Ella Sharp interpreta con consecuencias en el tipo de transferencia dual, imaginaria cuando dice que hace “guau guau” para advertir que él llega. O bien, cuando dice, una “fantasía sexual concerniente al analista” con la tosecilla en el momento de entrar a un lugar donde hay algo que no sabe lo que es.
De lo que se trata no es principalmente de rivalidad, agresión, aunque la haya, sino de saber quién tiene el falo. Donde está el falo. De alguna manera, también haciendo una advertencia, que tal vez esté en un lugar muy diferente, de aquel donde nos hace verlo la necesidad que tenemos de completar la escena.
En nuestra paciente, el falo parece estar en esta Otra que le saca el poco tiempo que ella tiene entre tantas otras cosas.
Para el paciente de Ella Sharpe el falo lo tienen las damas, él no ha llegado al momento en que debe aceptar percatarse de que la mujer está castrada. Ya fin de cuentas, eso es lo que para él es cuestión de desconocer y lo que hay que hacer comparecer en el análisis. Y es por esa vía, que aparece algo de su verdad.
"En la vía del deseo".
Por Patricia Gabalda
El psicoanálisis nos muestra la captura del hombre en el lenguaje, él puede hablar si entra en esta estructura que lo preexiste, lo constituye y lo determina, así queda comprometido en la palabra y por ende en la relación con el Otro como lugar de la palabra. Como siempre falta un significante, el falo, el sujeto queda expuesto al complejo de castración, es decir su posicionamiento en el significante implica la pérdida de uno de esos significantes, así, el ser humano sólo puede considerarse: un ser en el cual falta algo, sea hombre o mujer es un ser castrado.
En esta relación con el Otro se juega la pregunta del sujeto: qué soy para el Otro?, qué quiere de mi?, entonces si él está castrado, no hay significante que pueda responder, falta un significante que designe mi ser. Justamente el motivo fundamental de la neurosis, es "no querer que el Otro esté castrado", cada sujeto buscará velar el deseo del Otro enigmático, opaco y angustiante, a través del fantasma, dará una respuesta para defenderse del desamparo frente a la castración.
Para este ser hablante, la necesidad queda perdida al tener que pasar por la cadena significante para ser satisfecha y como la demanda que así se constituye no recubre la necesidad por completo, queda un resto, el deseo, el cual se articula en significantes, se realiza en las formaciones del inconsciente como por ejemplo un sueño y se capta en la interpretación en análisis, donde el significante nos coloca en la vía del deseo del sujeto, a fin de restaurarlo en su discurso.
Todo deseo debe inscribirse en el fantasma, es el lugar de referencia a través del cual el deseo va a situarse, colocando al sujeto deseante en posición de castrado y a lo deseado en posición de objeto, pero como no existe un objeto que pueda colmar el deseo, dado que el objeto está perdido, el deseo se define por la metonimia, es decir se desplaza de objeto en objeto.
Podemos observar que este seminario no sigue a los Seminarios IV y V que exaltan la vía del padre por su función de normativización, sino la vía del deseo, es decir la relación del sujeto con el objeto en la experiencia deseante del fantasma. Lo encontramos en el análisis del sueño del padre muerto, sueño que nos presenta Freud en su escrito "Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico", de 1911.
Un hijo en duelo por su padre, a quien cuidó durante una enfermedad letal, soñó repetidas veces: "al padre aún con vida y le habla como antes", pero está oprimido por el dolor de pensar que su padre estaba muerto y no lo sabía, es decir el padre reaparece vivo y hace que el hijo cargue con el dolor de existir, cargue con el dolor del padre, haciendo recaer en él su propia ignorancia, es decir si en el último término de la existencia no hay nada más que el dolor de existir, es mejor asumirlo como el del otro.
Lacan restituye la cláusula que estima suprimida por la represión, es "según su deseo", así el pensamiento onírico sería: "era para el hijo un doliente recuerdo haber tenido que desearle la muerte a su padre y cuan espantoso hubiera sido que él lo sospechase".
Según Freud son auto reproches tras la muerte de un ser querido, que se remonta hasta la significación infantil del deseo de muerte contra el padre, es un sueño edípico.
Lacan trata a este sueño por el objeto, es decir, a la representación imaginaria, o sea la aparición del padre muerto, la califica de fantasma, este va más allá del deseo edípico, va a la cadena significante de la que el sujeto no puede escapar, aquí el deseo es mantenerse en la ignorancia, lo que el sujeto no sabe es que a partir de la muerte del padre, él se confronta con la muerte de la cual el padre lo protegía.
Bibliografía:
Lacan, Jacques: Seminario VI . "El deseo y su interpretación". Año 1958/59. Editorial Paidós. Buenos Aires.
Miller, Jacques Alain: "El Otro sin Otro - una lectura del Seminario VI". Revista Freudiana Nº 68. Año 2013.
LO QUE TODOS SABEN.
Por Mario Zimotti
Atiendo a JOTA desde hace un tiempo importante; en las entrevistas preliminares, de todas las precisas y abundantes palabras que usó para explicar su sufrir recorté un significante: “las ganas”.
¿Qué es eso de “las ganas”?
Jota pudo notar que cierta expansión discursiva interminable se detenía aliviándolo, el recorte puesto de relieve como interpretación inicial había surtido efecto: pudo avanzar dando pasos nuevos, fabricando sentido, pero la queja por supuesto persistía.
Luego de lo que yo llamo “un control salvador”, uno de los títulos que barajé para este trabajo, en el que aparecieron claramente en forma fragmentada los elementos de su discurso, pude corroborar que él ya estaba en condiciones de intentar reconquistarse en su originalidad.
La introducción de la asociación libre no siempre se basa en la comunicación de su irónica regla fundamental “diga todo lo que se le ocurra”. Comencé a escuchar un tiempo prudente la queja de Jota y al terminar cada sesión respondí con una palabra disonante, completamente “nada que ver” y no emitida por él.
Al principio quiso arrearla para el lado del sentido abarcador y volvía de la sesiones diciendo “ya sé por que me dijo esa palabra, al irme el otro día, porque esto, esto y lo otro, ya sé”, por lo cual su subsiguiente corte de sesión terminaba nuevamente con una palabra cada vez más espontánea y con más énfasis para que le preste atención.
Significantes como “pantalón” zócalo” o “codo” funcionaron como mensajes en una botella desde algún remoto lugar, el de la enunciación analítica.
Hasta que un buen día, y al límite de mi imaginación porque ya no sabía qué palabra usar, al entrar a sesión Jota me apuntó suavemente con su índice y con una suave carcajada dijo “vos sí sabés ¿eh?”, “…ahora entiendo”.
Algo le hizo cortocircuito, no me lo supo explicar bien a pesar de la avidez de mis preguntas sobre que había pasado pero nunca más volvió a ser lo mismo para él su análisis.
En esa palabra recortada, debía escucharse en acto, sin explicarle como un profesor, que más allá del sentido hábil y brillante que él daba a las palabras, también había vida.
El “ya sé” anterior fue remplazado por un “ahora entiendo” paradojal, una sanción con risa fue la señal de que la queja se pudo alojar en un espacio subjetivo diferente.
No era que no iba a escuchar a Jota, sino que iba a hacer una escucha valiosa, selectiva, que tuviera en cuenta esa búsqueda de originalidad antes citada.
De allí en más pasó al diván y nunca más volvió a entender la sesión como un espacio para la demanda coagulante y sí fue un lugar para sorprenderse en la palabra oculta dentro de otra, la tos casual, y el valor de creer y mantener su atención en una inexplorada resonancia.
Ahora pienso qué hubiera pasado si su palabra no hubiera vuelto sobre sí misma y continuado por la vía de decir algo y tautológicamente crear una copia de seguridad, es decir, solo en el terreno de los enunciados.
“Pienso que ustedes empiezan a entrever lo que significa el doble piso del grafo”
Lacan dijo esto en la página 192 de la clase X “La imagen del guante dado vuelta” del 28 de febrero de 1958,en el Seminario VI “El deseo y su interpretación” en otro enorme esfuerzo para que sus oyentes (y nosotros sus lectores del Grupo de investigación), no nos durmamos acostumbrados a los trucos del profesor, refiriéndose a su reciente esquema llamado Grafo del deseo.
“Ese recorrido que vuelve sobre si mismo” (agregó), que es el de la enunciación analítica, liberada por la asociación libre, ¿a qué tiende en suma, sino a poner de relieve, tanto como sea posible, lo que está incluido en todo discurso, a saber, una cadena significante, dividida en lo que todos saben, es decir, en elementos interpretables?. Esos elementos interpretables por ser fragmentados, aparecen en la medida en que el sujeto intenta reconquistarse en su originalidad, intenta ser más allá de lo que la demanda ha coagulado, aprisionado en él de sus necesidades”.
¿Qué tan disonantes eran esas interpretaciones iniciales para Jota? ¿Y su “…ahora entiendo”? La respuesta se pierde en parte en la noche de la originalidad. ¿Será por eso que Lacan, habló de “lo que todos saben”?
Afectos y significantes.
Por Verónica Fernández
Seguimos hoy escuchando que quienes realizamos nuestra praxis desde el psicoanálisis de orientación lacaniana solemos apelar a teorías intelectualistas que poco tienen que ver con la realidad de la vida y el sufrimiento de las personas. “hablan de significantes… escuchan significantes… ¿qué es eso?”
En oposición y alegando simpleza y rapidez se despliegan miles de reflexiones y tratamientos del dolor que le dan preminencia a la vida afectiva, las sensaciones, las vivencias, las conductas, los sentimientos. Esta problemática la trae Lacan puntualizando a Freud pero cualquier semejanza con la actualidad, tal vez no sea pura coincidencia.
¿Cuáles son, entonces los riesgos que entraña esto?
Si nos movemos en las aguas de los afectos, el destino es la desorientación segura no solamente de las curas sino también la confusión que esto implica para el sufriente ser que consulta.
El olvido del desconocido valor que algunas palabras tienen para un sujeto y el consecuente descuido acerca de que las verdades inconscientes escritas con letras que lleva trazadas “(…) entre los hombros, es decir fuera del alcance de su mirada (…)” lo dejan cautivo para siempre de sus sentidos. (“El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada”, Escritos 1. J. Lacan.)
Somos portadores de un mensaje desconocido e inaccesible.
Freud, entre la primavera y el verano del año 1915, tan sólo en el transcurso de 7 semanas escribió sus 5 textos sobre metapsicología en los que deja claramente desplegado que las sensaciones de las que tenemos noticias son afectos que se enlazan engañosamente a otras representaciones y es el trabajo de un análisis llegar a depositar esos afectos en las palabras de las que fueron exiliadas. Toquemos este tema ya que nos es totalmente necesario resituar a los afectos, incluso en nuestros comentarios clínicos.
El sitio seguro es el significante(y en lo que a afectos se refiere, sólo la angustia no engaña); es en su uso, articulación, forma en que aparece o es elidido que podemos descansar, para desde allí arribar a una interpretación o un diagnóstico. Si perdemos la fe en él, el psicoanálisis se refugia en las terapias del yo, la moral, la personología, Lacan dixit.
El afecto engaña porque es fácilmente transformable, mutable, móvil. Las terapias que se basan en ellos no alcanzar a rozar el deseo inconsciente dejando al sujeto prisionero del fantasma en el que se sostiene.
Y esto no es intelectualizar, es admitir que un deseo prisionero equivale a una persona dormida, sin los pies sobre la tierra, sin fuerzas para amar y escribir, interrogarse acerca del modo en el que se ha defendido del desamparo, recuperar su historia, descubrir cómo habita su propia realidad, en fin… vivir.
“Sin negar entonces lo que de los afectos se presenta en el plano de las relaciones naturales y la antinomia que presentan con el significante; Lacan nos brinda una clave esencial para pensar la clínica analítica en su relación con el afecto: se trata de indagar, y nos ayudamos aquí con sus palabras: “lo que en el afecto prevalece del inconsciente”. De esta manera no se pretende responder con una teoría global sobre el afecto, sino que la experiencia analítica al definirse como una operación sobre el inconsciente debe verificar en qué medida el afecto responde o no a un significante reprimido. Hasta qué punto es dialectizable un afecto, hasta qué punto es posible pasar del afecto al dicho y constituir un síntoma”. (AMP Blog, “Variaciones del humor en la clínica psicoanalítica en Barcelona con Jacques-Alain Miller)
Sueño del padre muerto.
“Este sueño, es el sueño de un sujeto en duelo por su padre a quien asistió durante los largos tormentos de su agonía. He aquí el sueño. El padre aún está con vida, y le habla como antes. A pesar de ello, él no deja de experimentar de una manera en extremo dolorosa el sentimiento de que su padre ya está muerto. Sólo que para nada lo sabía-me refiero al padre.” (J. Lacan, Seminario 6)
Sólo el deseo inhumano del analista puede confrontar al sujeto con su ser y hacerle escuchar , tal como lo hizo Freud que más allá del sentido dolor, si ha soñado con su padre muerto, si su padre le ha hablado en el sueño y no sabía que estaba muerto, es, según su deseo. Padre, muerte, deseo y castración.
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